El otoño, con sus colores cálidos y sus días frescos, nos trae uno de los manjares más apreciados de la gastronomía micológica: los níscalos (Lactarius deliciosus). Este hongo, de sabor terroso y textura firme, se presta a una multitud de preparaciones, pero pocas alcanzan la exquisitez de los níscalos guisados con chorizo y jamón. Esta receta, arraigada en la tradición culinaria española, ofrece una explosión de sabores que reconforta el alma y calienta el cuerpo en los días fríos. A continuación, exploraremos en detalle esta receta, desde la selección de los ingredientes hasta los consejos para lograr un plato perfecto.
Historia y Origen del Plato
Los guisos de setas, en general, tienen una larga historia en la gastronomía española, particularmente en las regiones donde la recolección de setas es una actividad tradicional. Castilla y León, Aragón, Cataluña y Andalucía son algunas de las zonas donde los níscalos son especialmente apreciados. La combinación de níscalos con productos derivados del cerdo, como el chorizo y el jamón, es una muestra de la sabiduría popular, que busca realzar el sabor de los ingredientes de la tierra con la riqueza de la carne. La receta ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los gustos y recursos de cada familia, pero manteniendo siempre su esencia: un guiso sencillo, sabroso y reconfortante.
¿Por qué Níscalos, Chorizo y Jamón? Una Sinfonía de Sabores
La elección de estos tres ingredientes clave no es casual. Cada uno aporta una dimensión diferente al plato, creando una armonía de sabores que resulta irresistible:
- Níscalos: Aportan el sabor terroso, la textura carnosa y un ligero toque dulce que los hace únicos. Su sabor se intensifica al cocinarlos, absorbiendo los aromas de los demás ingredientes.
- Chorizo: Añade un sabor intenso, ligeramente picante y ahumado, que contrasta maravillosamente con la suavidad de los níscalos. La grasa del chorizo enriquece el guiso, dándole una untuosidad deliciosa. Es crucial elegir un chorizo de calidad, preferiblemente artesanal, para obtener el mejor resultado.
- Jamón: Proporciona un sabor salado y curado, que complementa a la perfección los sabores de los níscalos y el chorizo. El jamón, al igual que el chorizo, debe ser de buena calidad para que su sabor se integre armoniosamente en el plato. El jamón serrano es una excelente opción.
La Receta Paso a Paso: Níscalos Guisados con Chorizo y Jamón
Ingredientes
- 500 gramos de níscalos frescos
- 150 gramos de chorizo (preferiblemente ibérico o artesanal)
- 100 gramos de jamón serrano en taquitos
- 1 cebolla mediana
- 2 dientes de ajo
- 1 pimiento verde (opcional)
- 1 vaso de vino blanco seco
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra recién molida
- Perejil fresco picado
- 1 hoja de laurel (opcional)
- Caldo de pollo o agua (cantidad necesaria)
Preparación
- Limpieza de los níscalos: Este paso es fundamental. Limpiar los níscalos cuidadosamente con un cepillo o un paño húmedo para eliminar la tierra y los restos vegetales. Evitar sumergirlos en agua durante mucho tiempo, ya que pueden absorberla y perder sabor. Si es necesario, pasar un paño ligeramente húmedo. Cortar los níscalos en trozos de tamaño similar. Si son muy grandes, se pueden cortar en cuartos.
- Preparación de los ingredientes: Picar finamente la cebolla y los ajos. Si se utiliza pimiento verde, picarlo también en trozos pequeños. Cortar el chorizo en rodajas o taquitos, según preferencia.
- Sofrito: En una cazuela grande, calentar un buen chorro de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Añadir la cebolla y el ajo picados y sofreír hasta que estén transparentes y ligeramente dorados. Agregar el pimiento verde (si se utiliza) y continuar sofriendo durante unos minutos más.
- Incorporación del chorizo y el jamón: Añadir el chorizo y el jamón a la cazuela y sofreír durante unos minutos, hasta que el chorizo empiece a soltar su grasa y el jamón se dore ligeramente.
- Añadir los níscalos: Incorporar los níscalos troceados a la cazuela y remover bien para que se impregnen del sofrito y de los sabores del chorizo y el jamón. Cocinar a fuego medio-alto durante unos minutos, hasta que los níscalos empiecen a soltar su agua.
- Desglasar con vino blanco: Verter el vaso de vino blanco sobre los níscalos y dejar que se evapore el alcohol durante unos minutos. Esto ayudará a potenciar los sabores del guiso.
- Añadir el caldo o agua: Cubrir los níscalos con caldo de pollo o agua, justo hasta que estén cubiertos. Añadir la hoja de laurel (si se utiliza). Salpimentar al gusto. Tener en cuenta que el jamón y el chorizo ya aportan sal, por lo que es importante probar el guiso antes de añadir más sal.
- Guiso a fuego lento: Bajar el fuego a mínimo, tapar la cazuela y dejar guisar durante al menos 30-45 minutos, o hasta que los níscalos estén tiernos y el caldo se haya reducido y espesado. Remover ocasionalmente para evitar que se pegue al fondo de la cazuela.
- Rectificar de sal y servir: Probar el guiso y rectificar de sal si es necesario. Espolvorear con perejil fresco picado antes de servir.
Variaciones y Consejos para un Plato Perfecto
Esta receta es una base que se puede adaptar a los gustos y preferencias de cada uno. Aquí te dejamos algunas ideas y consejos:
- Otras setas: Aunque la receta está pensada para níscalos, se puede adaptar utilizando otras setas de temporada, como boletus, champiñones silvestres o senderuelas. El sabor del guiso variará ligeramente, pero seguirá siendo delicioso.
- Verduras: Se pueden añadir otras verduras al sofrito, como zanahoria picada, pimiento rojo o puerro. Esto enriquecerá el sabor y aportará más nutrientes al plato.
- Especias: Se pueden añadir otras especias al guiso, como pimentón dulce o picante, comino o tomillo. Estas especias aportarán un toque de sabor extra y personalizarán el plato.
- Patatas: Para un plato más contundente, se pueden añadir patatas troceadas al guiso durante los últimos 20 minutos de cocción. Las patatas absorberán los sabores del guiso y quedarán muy tiernas.
- Pan frito: Servir el guiso con unas rebanadas de pan frito es una excelente opción. El pan frito aportará una textura crujiente que contrastará con la suavidad de los níscalos.
- Trucos para la limpieza de los níscalos: Si los níscalos están muy sucios, se pueden limpiar con un cepillo de dientes suave. También se pueden pasar por agua muy rápidamente, pero evitando dejarlos en remojo durante mucho tiempo.
- Conservación: Los níscalos guisados se pueden conservar en el frigorífico durante un máximo de 2-3 días. También se pueden congelar, aunque la textura de los níscalos puede cambiar ligeramente al descongelarlos.
Maridaje: ¿Con qué vino acompañar los Níscalos Guisados?
Un plato tan sabroso y contundente como los níscalos guisados con chorizo y jamón merece un vino que esté a la altura. Lo ideal es optar por un vino tinto de cuerpo medio, con buena acidez y taninos suaves, que pueda complementar los sabores del plato sin eclipsarlos. Algunas opciones recomendables son:
- Rioja Crianza: Un clásico que nunca falla. Los vinos de Rioja Crianza suelen tener una buena estructura y complejidad, con notas de frutos rojos, especias y madera, que maridan a la perfección con los sabores del guiso.
- Ribera del Duero Joven Roble: Un vino con más cuerpo que el Rioja Crianza, pero con taninos suaves y una acidez refrescante. Los vinos de Ribera del Duero Joven Roble suelen tener notas de frutos negros, regaliz y vainilla, que complementan muy bien los sabores del chorizo y el jamón.
- Mencia del Bierzo: Un vino con un carácter más fresco y afrutado, con notas de frutos rojos, hierbas aromáticas y un toque mineral. Los vinos de Mencia del Bierzo son una excelente opción si se busca un vino más ligero y fácil de beber.
- Un vino blanco con cuerpo: Aunque tradicionalmente se marida con tinto, un vino blanco con cuerpo y cierta complejidad, como un Chardonnay fermentado en barrica o un Godello gallego, también puede funcionar muy bien, especialmente si el guiso no es demasiado especiado.
Beneficios para la Salud
Además de su delicioso sabor, los níscalos aportan diversos beneficios para la salud:
- Bajos en calorías: Son ideales para dietas de control de peso.
- Ricos en fibra: Favorecen la digestión y regulan el tránsito intestinal.
- Fuente de vitaminas y minerales: Aportan vitaminas del grupo B, vitamina D, potasio, hierro y selenio.
- Antioxidantes: Contienen compuestos antioxidantes que protegen las células del daño oxidativo.
Sin embargo, es importante recordar que la recolección de setas debe realizarse con precaución y conocimiento. Es fundamental identificar correctamente las setas comestibles y evitar consumir aquellas que sean desconocidas o sospechosas. En caso de duda, consultar con un experto o acudir a una sociedad micológica.
Conclusión
Los níscalos guisados con chorizo y jamón son mucho más que una simple receta. Son un símbolo de la gastronomía tradicional española, un homenaje a los productos de la tierra y una invitación a disfrutar de los sabores del otoño. Con esta receta, podrás crear un plato delicioso y reconfortante que te transportará a los paisajes y aromas de la España rural. ¡Buen provecho!
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