Las croquetas de pollo y jamón son un plato estrella de la cocina española, un bocado cremoso y crujiente que evoca recuerdos de infancia y reuniones familiares. Esta receta, inspirada en el estilo de Karlos Arguiñano, busca elevar la experiencia croquetil a un nuevo nivel, combinando la tradición con toques que aseguran un resultado irresistible. No se trata solo de seguir una receta, sino de comprender los fundamentos de una buena croqueta, desde la selección de los ingredientes hasta el punto exacto de fritura.

Ingredientes Esenciales para unas Croquetas Perfectas

La calidad de los ingredientes es fundamental para el éxito de cualquier receta, y las croquetas no son una excepción. Aquí te detallamos los ingredientes clave y algunas consideraciones importantes:

  • Pollo cocido: Aprovechar sobras de pollo asado o cocido es una excelente opción. Si no tienes sobras, puedes cocer pechugas de pollo en agua con verduras aromáticas (cebolla, puerro, zanahoria) para obtener un caldo sabroso que también podrás usar en la receta. El pollo debe estar desmenuzado finamente, sin hebras gruesas. Considera usar pollo de corral, que tiene un sabor más intenso.
  • Jamón serrano: El jamón aporta un sabor salado y curado que contrasta maravillosamente con la suavidad del pollo. Utiliza jamón de buena calidad, preferiblemente cortado en taquitos pequeños. Si quieres un sabor más intenso, puedes usar jamón ibérico, pero ten en cuenta que su sabor puede dominar el resto de los ingredientes.
  • Leche entera: La leche entera es crucial para obtener una bechamel cremosa y rica. No uses leche desnatada o semidesnatada, ya que el resultado será menos satisfactorio. Algunas recetas utilizan una mezcla de leche y nata líquida para una mayor cremosidad, pero la receta tradicional de Arguiñano suele basarse en la leche entera.
  • Mantequilla: La mantequilla aporta sabor y untuosidad a la bechamel. Utiliza mantequilla de buena calidad, preferiblemente sin sal. Algunas recetas sustituyen parte de la mantequilla por aceite de oliva, pero la mantequilla es fundamental para el sabor característico de las croquetas.
  • Harina de trigo: La harina es el agente espesante de la bechamel. Utiliza harina de trigo común, sin levadura. Es importante tostar ligeramente la harina en la mantequilla antes de añadir la leche para evitar que la bechamel tenga sabor a harina cruda.
  • Cebolla: La cebolla picada finamente añade un toque de sabor y aroma a la bechamel. Utiliza cebolla blanca o amarilla, y asegúrate de pocharla lentamente en la mantequilla hasta que esté transparente y blanda.
  • Nuez moscada: La nuez moscada es un ingrediente esencial para sazonar la bechamel. Utiliza nuez moscada recién rallada para obtener el máximo sabor. No te excedas con la cantidad, ya que puede dominar el resto de los sabores.
  • Sal y pimienta blanca: Sal y pimienta blanca para sazonar la bechamel y el relleno. La pimienta blanca es preferible a la pimienta negra, ya que tiene un sabor más suave y no altera el color de la bechamel.
  • Huevo batido, pan rallado y aceite de oliva para freír: Para el rebozado y la fritura. Utiliza pan rallado fino para un rebozado más crujiente. El aceite de oliva debe estar limpio y caliente antes de freír las croquetas.

Elaboración Paso a Paso: Secretos para una Bechamel Perfecta

La clave de unas buenas croquetas reside en la bechamel. Una bechamel bien hecha debe ser cremosa, suave y sin grumos. Sigue estos pasos para lograr una bechamel perfecta:

  1. Pochar la cebolla: En una cazuela, derrite la mantequilla a fuego medio. Añade la cebolla picada finamente y pocha lentamente hasta que esté transparente y blanda, aproximadamente 10-15 minutos. Remueve ocasionalmente para evitar que se queme.
  2. Tostar la harina: Añade la harina a la cazuela y cocina, removiendo constantemente, durante 2-3 minutos. La harina debe tostarse ligeramente para eliminar el sabor a crudo y facilitar su disolución en la leche. Ten cuidado de no quemarla;
  3. Añadir la leche: Retira la cazuela del fuego y añade un poco de leche fría, removiendo enérgicamente con unas varillas para disolver la harina y evitar la formación de grumos. Una vez disuelta la harina, vuelve a poner la cazuela al fuego y añade el resto de la leche caliente poco a poco, sin dejar de remover. Es importante que la leche esté caliente para que la bechamel espese de manera uniforme.
  4. Cocinar la bechamel: Cocina la bechamel a fuego bajo, removiendo constantemente, durante al menos 20-25 minutos. La bechamel debe espesar gradualmente hasta alcanzar una consistencia cremosa y suave. Si aparecen grumos, puedes pasar la bechamel por un pasapurés o batidora para eliminarlos. La bechamel está lista cuando se separa fácilmente de las paredes de la cazuela.
  5. Añadir el pollo y el jamón: Retira la cazuela del fuego y añade el pollo desmenuzado y el jamón picado. Remueve bien para integrar los ingredientes en la bechamel.
  6. Sazonar la bechamel: Sazona la bechamel con sal, pimienta blanca y nuez moscada recién rallada. Prueba y rectifica la sazón si es necesario. Recuerda que el jamón ya aporta sal, así que no te excedas con la sal.
  7. Enfriar la masa: Vierte la masa de las croquetas en una fuente o bandeja previamente engrasada. Extiende la masa uniformemente y cúbrela con papel film transparente, presionando ligeramente para evitar que se forme una costra. Deja enfriar la masa completamente en el frigorífico durante al menos 4 horas, o preferiblemente durante toda la noche. La masa debe estar firme para poder formar las croquetas con facilidad.

Formando y Rebozando las Croquetas: Un Arte Sencillo

Una vez que la masa esté fría y firme, puedes proceder a formar y rebozar las croquetas:

  1. Formar las croquetas: Con la ayuda de dos cucharas o una manga pastelera, forma las croquetas del tamaño deseado. Puedes hacerlas redondas, alargadas o con la forma que más te guste. Si la masa se pega a las cucharas, puedes humedecerlas ligeramente con agua.
  2. Rebozar las croquetas: Pasa cada croqueta por huevo batido y luego por pan rallado, asegurándote de que queden completamente cubiertas. Puedes pasar las croquetas dos veces por huevo y pan rallado para obtener un rebozado más grueso y crujiente.
  3. Refrigerar las croquetas: Coloca las croquetas rebozadas en una bandeja y refrigéralas durante al menos 30 minutos antes de freírlas. Esto ayudará a que el rebozado se adhiera mejor y evitará que las croquetas se deshagan durante la fritura.

Fritura Perfecta: El Broche de Oro

La fritura es el último paso, pero no por ello menos importante. Una fritura adecuada garantiza unas croquetas crujientes por fuera y cremosas por dentro:

  1. Calentar el aceite: Calienta abundante aceite de oliva en una sartén profunda o freidora a fuego medio-alto. La temperatura ideal del aceite es de 180-190°C. Si no tienes un termómetro de cocina, puedes comprobar la temperatura echando un trozo de pan en el aceite. Si el pan se dora rápidamente, el aceite está lo suficientemente caliente.
  2. Freír las croquetas: Fríe las croquetas en tandas pequeñas, sin amontonarlas en la sartén. Fríelas durante 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén doradas y crujientes. Remueve las croquetas ocasionalmente para que se doren de manera uniforme.
  3. Escurrir el aceite: Retira las croquetas de la sartén con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
  4. Servir las croquetas: Sirve las croquetas calientes, acompañadas de tu salsa favorita. Salsa alioli, mayonesa o salsa brava son excelentes opciones.

Consejos Adicionales para Croquetas de Campeones

  • Congelar las croquetas: Las croquetas se pueden congelar una vez rebozadas. Colócalas en una bandeja en el congelador hasta que estén sólidas, luego transfiérelas a una bolsa hermética para congelar. Para freírlas, no es necesario descongelarlas previamente, pero es posible que necesiten unos minutos más de cocción.
  • Variaciones de la receta: Puedes adaptar esta receta a tus gustos personales. Añade otros ingredientes a la bechamel, como champiñones salteados, pimientos asados o espinacas. También puedes utilizar diferentes tipos de carne, como bacalao desmigado o carne de cocido.
  • El secreto de Arguiñano: Karlos Arguiñano suele añadir un poco de caldo de pollo a la bechamel para potenciar el sabor. También recomienda utilizar pan rallado casero, hecho con pan del día anterior.
  • La importancia del reposo: No subestimes la importancia del reposo de la masa en el frigorífico. Este tiempo permite que la bechamel se asiente y que los sabores se desarrollen. Cuanto más tiempo repose la masa, mejores serán las croquetas.

Más allá de la Receta: Reflexiones sobre la Croqueta

La croqueta, más allá de ser un simple plato, representa una parte importante de la cultura gastronómica española. Es un plato versátil que se adapta a cualquier ingrediente y ocasión. Desde las croquetas de jamón más tradicionales hasta las creaciones más innovadoras, la croqueta siempre encuentra su lugar en la mesa. Su popularidad reside en su sencillez y en su capacidad para evocar recuerdos y emociones. La croqueta es un plato que se comparte, que se disfruta en compañía, y que siempre deja un buen sabor de boca.

La Croqueta como Símbolo de Aprovechamiento

Históricamente, la croqueta ha sido un plato de aprovechamiento, una forma ingeniosa de dar una segunda vida a las sobras de carne, pescado o verduras. Esta filosofía de aprovechamiento es más relevante que nunca en la actualidad, en un contexto de creciente preocupación por el desperdicio de alimentos. Preparar croquetas es una excelente manera de reducir el desperdicio y disfrutar de un plato delicioso y nutritivo.

La Croqueta y la Innovación Culinaria

Si bien las croquetas tradicionales siguen siendo muy populares, la croqueta también se presta a la innovación culinaria. Chefs de todo el mundo están experimentando con nuevos ingredientes, técnicas y presentaciones para crear croquetas sorprendentes y sofisticadas. Desde croquetas de setas silvestres con trufa hasta croquetas de pulpo a la gallega, las posibilidades son infinitas.

La Croqueta en el Contexto Global

Aunque la croqueta es un plato típicamente español, existen preparaciones similares en otras culturas. En Francia, por ejemplo, se elaboran "croquettes" con bechamel y diferentes rellenos. En Japón, los "korokke" son croquetas de patata y carne picada. Estas similitudes demuestran que la idea de freír una masa cremosa con un relleno sabroso es universal y atractiva para diferentes paladares.

Conclusión: Un Clásico que Nunca Falla

Las croquetas de pollo y jamón de Arguiñano son un clásico renovado que nunca falla. Con esta receta detallada y los consejos adicionales, podrás preparar unas croquetas perfectas en casa y sorprender a tus invitados. Anímate a experimentar con diferentes ingredientes y técnicas para crear tus propias versiones de este plato icónico de la cocina española. ¡Buen provecho!

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