Las judías blancas con carne y chorizo son un plato tradicional español, especialmente popular durante los meses más fríos. Su sabor robusto y su textura cremosa lo convierten en un guiso reconfortante y muy nutritivo. Esta receta, transmitida de generación en generación, varía ligeramente según la región y la familia, pero la esencia permanece: un plato contundente y delicioso que satisface el paladar y el alma.

Origen e Historia

El origen de las judías blancas con carne y chorizo se remonta a la España rural, donde las legumbres, la carne de cerdo (especialmente el chorizo) y otros ingredientes básicos eran alimentos fundamentales en la dieta. Las judías, introducidas en Europa tras el descubrimiento de América, rápidamente se adaptaron al clima y al suelo, convirtiéndose en un ingrediente esencial de la cocina popular. La combinación con la carne de cerdo, un alimento rico en grasas y proteínas, proporcionaba la energía necesaria para las duras jornadas laborales en el campo. Este tipo de guisos, originalmente platos humildes de subsistencia, fueron evolucionando con el tiempo, incorporando especias y técnicas culinarias que realzaron su sabor y su calidad.

Ingredientes (para 6-8 personas)

  • 500 gramos de judías blancas secas (remojadas durante la noche)
  • 300 gramos de panceta de cerdo fresca
  • 200 gramos de chorizo ​​(preferiblemente chorizo ​​asturiano o gallego, ahumado)
  • 200 gramos de costilla de cerdo salada (remojada previamente para eliminar el exceso de sal)
  • 1 cebolla grande, picada
  • 2 dientes de ajo, picados
  • 1 pimiento verde, picado
  • 1 pimiento rojo, picado
  • 2 tomates maduros, rallados o triturados
  • 1 cucharadita de pimentón dulce
  • 1/2 cucharadita de pimentón picante (opcional)
  • 1 hoja de laurel
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal al gusto (teniendo en cuenta la sal de la costilla y el chorizo)
  • Pimienta negra recién molida al gusto
  • Agua (la necesaria para cubrir las judías y la carne)
  • (Opcional) 1 hueso de jamón (para dar más sabor)

Preparación Paso a Paso

  1. Remojo de las judías: El día anterior, poner las judías blancas en remojo en abundante agua fría. Este paso es fundamental para ablandarlas y reducir el tiempo de cocción. Añadir una pizca de bicarbonato al agua ayuda a ablandar la piel.
  2. Preparación de la carne: Cortar la panceta en trozos medianos. Cortar el chorizo en rodajas gruesas. Si se utiliza costilla salada, remojarla durante al menos 24 horas, cambiando el agua varias veces, para eliminar el exceso de sal.
  3. Sofrito: En una olla grande (preferiblemente de barro), calentar un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Sofreír la cebolla, el ajo y los pimientos picados hasta que estén blandos y transparentes. Es importante cocinar a fuego lento para que las verduras suden y liberen sus sabores.
  4. Añadir el tomate: Incorporar el tomate rallado o triturado al sofrito y cocinar durante unos 10-15 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que se evapore el agua y el tomate se concentre.
  5. Incorporar las especias: Añadir el pimentón dulce y, si se desea, el pimentón picante. Remover rápidamente para evitar que se queme el pimentón, ya que amargaría el guiso.
  6. Añadir la carne: Incorporar la panceta, el chorizo y la costilla a la olla. Rehogar la carne durante unos minutos para que se selle y libere su sabor.
  7. Añadir las judías: Escurrir las judías blancas y añadirlas a la olla. Cubrir las judías y la carne con agua fría. Añadir la hoja de laurel y, si se desea, el hueso de jamón.
  8. Cocción: Llevar a ebullición, luego reducir el fuego a bajo, tapar la olla y cocinar a fuego lento durante al menos 2-3 horas, o hasta que las judías estén tiernas. Es importante remover ocasionalmente para evitar que se peguen al fondo de la olla. Si el guiso se seca demasiado, añadir más agua caliente. La clave para unas judías cremosas es una cocción lenta y suave.
  9. Sazonar: Probar y sazonar con sal y pimienta al gusto. Tener en cuenta que la costilla y el chorizo ya aportan sal al guiso.
  10. Reposo: Una vez cocidas, dejar reposar las judías durante al menos 30 minutos antes de servir. Esto permite que los sabores se mezclen y se intensifiquen. De hecho, muchos cocineros tradicionales afirman que las judías están aún más sabrosas al día siguiente.

Trucos y Consejos

  • Calidad de los ingredientes: La calidad de los ingredientes es fundamental para el éxito de este plato. Utilizar judías blancas de buena calidad, carne de cerdo fresca y chorizo ​​auténtico marcará la diferencia.
  • Remojo adecuado: Un buen remojo de las judías es esencial para ablandarlas y reducir el tiempo de cocción. Remojarlas durante la noche es lo ideal.
  • Cocción lenta: La cocción lenta y a fuego bajo es la clave para unas judías tiernas y cremosas. Evitar la cocción a fuego alto, ya que puede romper las judías y hacer que el guiso quede turbio.
  • No remover en exceso: Remover con demasiada frecuencia puede romper las judías. Remover ocasionalmente, con cuidado, para evitar que se peguen al fondo de la olla.
  • Añadir agua caliente: Si el guiso se seca demasiado durante la cocción, añadir agua caliente en lugar de agua fría. Esto evitará que se interrumpa la cocción y que las judías queden duras.
  • Espesar el caldo: Si se desea un caldo más espeso, se pueden triturar unas pocas judías cocidas y añadirlas al guiso. También se puede añadir un poco de harina de maíz disuelta en agua fría.
  • Añadir verduras: Se pueden añadir otras verduras al guiso, como zanahorias, puerro o apio. Esto enriquecerá el sabor y el valor nutricional del plato.
  • Variaciones: Existen numerosas variaciones de esta receta. Algunas personas añaden morcilla, oreja de cerdo o tocino. Otras utilizan diferentes tipos de judías, como las fabes asturianas.
  • Presentación: Servir las judías blancas con carne y chorizo calientes, en platos hondos. Se pueden acompañar con pan crujiente para mojar en el delicioso caldo. Un poco de perejil fresco picado por encima le da un toque de frescura y color.

Maridaje

Las judías blancas con carne y chorizo maridan a la perfección con vinos tintos jóvenes y afrutados, como un Rioja joven, un Ribera del Duero joven o un vino de la Tierra de Castilla. La acidez del vino ayuda a equilibrar la grasa de la carne y el chorizo, mientras que sus aromas frutales complementan el sabor del guiso. También se pueden acompañar con una cerveza artesanal tipo Ale o Lager.

Beneficios Nutricionales

Las judías blancas con carne y chorizo son un plato nutritivo y energético. Las judías blancas son una excelente fuente de proteínas vegetales, fibra, hierro, potasio y ácido fólico. La carne de cerdo aporta proteínas animales, vitaminas del grupo B y minerales como el zinc. El chorizo, aunque rico en grasas, también aporta sabor y especias que estimulan el apetito. Sin embargo, es importante consumir este plato con moderación, debido a su alto contenido calórico y graso. Para una opción más saludable, se puede reducir la cantidad de carne y chorizo, o utilizar cortes de carne magra;

Las judías blancas con carne y chorizo son mucho más que un simple plato; son una tradición, un símbolo de la cocina española y un recuerdo de los sabores de antaño. Su elaboración, aunque requiere tiempo y paciencia, es gratificante, ya que el resultado es un guiso reconfortante y delicioso que satisface el paladar y el alma. Este plato, adaptado a los gustos y a los ingredientes disponibles en cada región, sigue siendo un pilar fundamental de la gastronomía española, transmitido de generación en generación como un tesoro culinario. Animarse a preparar este plato es una forma de conectar con la historia y la cultura de España, y de disfrutar de un sabor auténtico e inolvidable.

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