Las fabes con chorizo y jamón son un plato emblemático de la gastronomía asturiana, un guiso contundente y reconfortante, ideal para los días fríos. Esta receta, transmitida de generación en generación, destaca por su sencillez y el sabor intenso que proviene de ingredientes de alta calidad. A continuación, te guiaremos paso a paso para que puedas preparar este manjar en casa, respetando la tradición y obteniendo un resultado delicioso.

Ingredientes (para 6 personas):

  • 500 gramos de fabes (alubias blancas asturianas)
  • 2 chorizos asturianos frescos
  • 200 gramos de jamón serrano en un trozo
  • 1 cebolla mediana
  • 2 dientes de ajo
  • 1 pimiento verde italiano
  • 1 tomate maduro
  • 1 cucharadita de pimentón dulce de la Vera
  • Unas hebras de azafrán (opcional)
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal (con moderación, ya que el jamón aporta sal)
  • Agua fría (aproximadamente 3 litros)

Consideraciones sobre los ingredientes: La calidad de las fabes es fundamental. Busca fabes de la Granja, que son las más apreciadas. El chorizo debe ser fresco y de buena calidad, preferiblemente asturiano. El jamón, aunque en trozo, debe ser de un curado adecuado para aportar sabor al caldo sin desintegrarse completamente. Si no encuentras azafrán, puedes omitirlo, pero aporta un toque especial al guiso.

Preparación:

  1. Remojo de las fabes: La noche anterior a la cocción (al menos 12 horas), coloca las fabes en un recipiente grande y cúbrelas con abundante agua fría. Este paso es crucial para que las fabes se hidraten adecuadamente y se cocinen de manera uniforme. Algunas personas recomiendan añadir una pizca de bicarbonato al agua de remojo para ablandar la piel de las fabes, pero esto es opcional.
  2. Preparación de los ingredientes: Escurre las fabes y resérvalas. Pela y pica finamente la cebolla y los dientes de ajo. Lava y pica el pimiento verde en trozos pequeños. Ralla el tomate. Si el jamón tiene una corteza muy dura, puedes retirarla (aunque no es necesario). Pincha los chorizos con un tenedor para que no revienten durante la cocción.
  3. Sofreír las verduras: En una olla grande (preferiblemente de barro o hierro fundido), calienta un buen chorro de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Sofríe la cebolla y el ajo hasta que estén transparentes. Añade el pimiento verde y cocina durante unos minutos más, hasta que esté tierno. Incorpora el tomate rallado y cocina hasta que se haya evaporado el agua y el sofrito tenga una consistencia espesa. Este sofrito es la base del sabor del guiso, así que dedica tiempo a que se cocine bien.
  4. Añadir las fabes y el jamón: Incorpora las fabes escurridas a la olla. Remueve bien para que se impregnen del sofrito. Añade el trozo de jamón. Cubre con agua fría hasta sobrepasar las fabes en unos 3-4 dedos. Añade una pizca de sal (ten en cuenta que el jamón ya aportará sal al guiso). Incorpora las hebras de azafrán (si las usas).
  5. Cocción a fuego lento: Lleva el agua a ebullición a fuego medio-alto. Una vez que hierva, reduce el fuego a bajo, tapa la olla (dejando una pequeña abertura) y cocina a fuego lento durante al menos 2 horas y media, o hasta que las fabes estén tiernas. Es crucial que la cocción sea a fuego muy lento para que las fabes no se rompan y el caldo espese de forma natural. Durante la cocción, es importante "asustar" las fabes, que consiste en añadir un vaso de agua fría a la olla un par de veces. Esto ayuda a que las fabes queden más cremosas.
  6. Incorporar el chorizo: Aproximadamente 30 minutos antes de que termine la cocción, añade los chorizos a la olla. De esta forma, se cocinarán sin deshacerse y aportarán su sabor al guiso.
  7. Rectificar de sal y reposar: Una vez que las fabes estén tiernas, retira el trozo de jamón y los chorizos de la olla. Prueba el caldo y rectifica de sal si es necesario. Corta el jamón y los chorizos en rodajas y vuelve a incorporarlos a la olla. Apaga el fuego y deja reposar las fabes durante al menos 30 minutos antes de servir. Este reposo permite que los sabores se asienten y el guiso gane en intensidad.

Servir:

Sirve las fabes calientes en platos hondos. Asegúrate de que cada plato tenga una buena cantidad de fabes, caldo, chorizo y jamón. Puedes acompañar las fabes con un trozo de pan de hogaza para mojar en el delicioso caldo. Tradicionalmente, se sirven con un vaso de sidra asturiana.

Consejos y Variaciones:

  • Espesar el caldo: Si el caldo está demasiado líquido, puedes retirar unas pocas fabes cocidas, triturarlas con un poco de caldo y volver a incorporarlas a la olla. Esto ayudará a espesar el guiso de forma natural.
  • Añadir morcilla: Algunas personas añaden morcilla asturiana al guiso. Si decides hacerlo, añádela junto con el chorizo, aproximadamente 30 minutos antes de que termine la cocción.
  • Versión vegetariana: Para una versión vegetariana, puedes omitir el chorizo y el jamón y añadir otras verduras, como zanahoria, apio o calabaza. También puedes utilizar caldo de verduras en lugar de agua.
  • Congelar las fabes: Las fabes con chorizo y jamón se pueden congelar. Déjalas enfriar completamente antes de congelarlas en porciones individuales. Para descongelarlas, déjalas en el refrigerador durante la noche.

El Secreto del Sabor: Un Enfoque Analítico

El sabor inigualable de las fabes con chorizo y jamón no reside únicamente en la calidad de los ingredientes, sino también en la interacción de los mismos a lo largo de la cocción. El remojo previo es esencial, ya que no solo hidrata las fabes, sino que también libera parte de los oligosacáridos responsables de la flatulencia. El sofrito de verduras, cocinado lentamente, carameliza los azúcares naturales, intensificando su dulzor y aportando complejidad al sabor base. La cocción a fuego lento permite que el colágeno del jamón se transforme en gelatina, enriqueciendo el caldo y dándole una textura sedosa. La grasa del chorizo se funde gradualmente, impregnando las fabes con su aroma característico. El azafrán, aunque opcional, añade una nota floral y terrosa que equilibra la riqueza del guiso. El reposo final permite que todos estos sabores se amalgamen, creando una sinfonía gustativa que evoca la tradición y el sabor de Asturias.

Más allá de la Receta: Una Mirada Profunda a las Fabes

Las fabes, más allá de ser un ingrediente, son un símbolo de la cultura asturiana. Su cultivo, aunque laborioso, forma parte del patrimonio agrícola de la región. La elección de la variedad de faba, el suelo donde se cultiva y el clima influyen en su sabor y textura. La faba de la Granja, con su piel fina y su carne mantecosa, es la más apreciada, pero existen otras variedades locales con características propias. El proceso de selección de las fabes, desde la siembra hasta la cosecha, es un arte transmitido de generación en generación. La cocción de las fabes, aunque aparentemente sencilla, requiere de paciencia y atención. El fuego lento, la olla adecuada y el "asustar" las fabes son técnicas ancestrales que garantizan un resultado perfecto. Las fabes con chorizo y jamón, en definitiva, son mucho más que un plato; son una expresión de la identidad asturiana, un legado culinario que merece ser preservado y disfrutado.

Entendiendo las Fabes para Todos: Principiantes y Expertos

Para el principiante, las fabes con chorizo y jamón pueden parecer un plato complejo, pero en realidad es bastante sencillo de preparar si se siguen las instrucciones al pie de la letra. La clave está en la paciencia y en utilizar ingredientes de buena calidad. No te preocupes si al principio no te sale perfecto; la práctica hace al maestro. Para el experto, las fabes con chorizo y jamón son un lienzo en blanco donde puede experimentar con diferentes ingredientes y técnicas. Puedes probar a añadir otras especias, como laurel o comino, o a utilizar diferentes tipos de chorizo y jamón. También puedes experimentar con la cocción, utilizando una olla a presión para reducir el tiempo o cocinando las fabes al vacío para obtener una textura más suave. Lo importante es divertirse y adaptar la receta a tus propios gustos.

Evitando Clichés y Mitos sobre las Fabes

Es común escuchar que las fabes dan gases. Si bien es cierto que contienen oligosacáridos que pueden causar flatulencia, el remojo previo y la cocción adecuada reducen significativamente este efecto. Otro mito es que las fabes son difíciles de digerir. En realidad, son una fuente de fibra y proteínas que pueden ser beneficiosas para la salud. Es importante consumirlas con moderación y combinarlas con otros alimentos saludables. También es un cliché pensar que las fabes son un plato pesado e indigesto. Si se preparan correctamente, con ingredientes frescos y en porciones adecuadas, pueden ser una comida nutritiva y equilibrada.

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