El jamón, un manjar ancestral apreciado en diversas culturas, alcanza su máxima expresión en productos como Toma Jamón Vázquez de Mella. Este artículo explora en profundidad la historia, el proceso de elaboración, las características sensoriales y la importancia cultural de este jamón excepcional, desentrañando por qué se ha convertido en sinónimo de calidad y tradición.
La historia de Vázquez de Mella se entrelaza con la rica tradición jamonera española. Desde tiempos inmemoriales, la península ibérica ha sido cuna de cerdos ibéricos, una raza autóctona que, gracias a su genética y alimentación, produce jamones de una calidad inigualable. Vázquez de Mella, como marca, nace de la dedicación de generaciones de maestros jamoneros que han perfeccionado las técnicas de cría, curación y elaboración.
Juan Vázquez de Mella y Fanjul (1861-1928) fue un destacado político, escritor y orador español, conocido por sus ideas tradicionalistas y su defensa del carlismo. Si bien la marca de jamones no está directamente ligada a su persona en términos de propiedad o creación, su legado de defensa de la tradición y la autenticidad resuena con los valores que encarna un producto como Toma Jamón Vázquez de Mella. La elección del nombre sugiere una conexión con un ideal de excelencia y arraigo a la tierra.
La marca Vázquez de Mella ha evolucionado a lo largo del tiempo, adaptándose a las exigencias del mercado sin renunciar a sus principios fundamentales: la selección rigurosa de la materia prima, el respeto por los tiempos de curación y el cuidado artesanal en cada etapa del proceso. Este compromiso con la calidad se traduce en un jamón de sabor inconfundible y textura excepcional.
El alma de Toma Jamón Vázquez de Mella reside en el cerdo ibérico, una raza única en el mundo. Estos cerdos se caracterizan por su capacidad de infiltrar grasa en el músculo, lo que confiere al jamón su característico veteado y su sabor jugoso. La alimentación juega un papel crucial: los cerdos criados en libertad y alimentados con bellotas durante la montanera (la época en que las encinas y alcornoques dan su fruto) producen los jamones de mayor calidad.
El sacrificio del cerdo se realiza siguiendo estrictos protocolos de bienestar animal. Tras el sacrificio, se procede al despiece, separando las piezas que se destinarán a la elaboración de jamones, paletas y otros productos derivados. La habilidad del maestro despiezador es fundamental para obtener piezas de calidad y con la forma adecuada.
La salazón es una etapa crucial en la que las piezas se cubren de sal marina para deshidratarlas y favorecer su conservación. La duración de la salazón depende del peso de la pieza y de las condiciones ambientales. Tras la salazón, las piezas se lavan para eliminar el exceso de sal.
Después del lavado, las piezas pasan a la fase de asentamiento, donde se equilibran la humedad y la sal. A continuación, se inicia el secado, un proceso lento y natural que se realiza en secaderos con ventilación controlada. Durante el secado, el jamón pierde humedad y desarrolla sus aromas y sabores característicos.
La curación en bodega es la etapa final y más importante del proceso. Las piezas se trasladan a bodegas naturales, donde la temperatura y la humedad se mantienen constantes. Durante la curación, el jamón madura lentamente, desarrollando su bouquet complejo y su textura untuosa. La duración de la curación puede variar entre 24 y 48 meses, o incluso más, dependiendo del tipo de jamón.
A lo largo de todo el proceso de elaboración, se realizan controles de calidad exhaustivos para garantizar que el jamón cumple con los estándares exigidos. Se controlan la humedad, la temperatura, el contenido de sal y otros parámetros importantes. Al final del proceso, se realiza una cata para evaluar el sabor, el aroma y la textura del jamón.
El jamón Toma Jamón Vázquez de Mella se distingue por su aspecto visual atractivo. El veteado de grasa intramuscular, resultado de la alimentación con bellotas, es abundante y uniforme. El color varía entre el rojo intenso y el rosa pálido, dependiendo del grado de curación.
El aroma es uno de los aspectos más apreciados del jamón. Toma Jamón Vázquez de Mella ofrece un bouquet complejo y rico en matices, con notas a frutos secos, hierbas aromáticas, especias y madera. El aroma es intenso y persistente, invitando a la degustación;
El sabor es el elemento clave que define la calidad del jamón. Toma Jamón Vázquez de Mella se caracteriza por su sabor intenso y persistente, con notas dulces, saladas y umami. La grasa intramuscular se funde en la boca, liberando un sabor jugoso y untuoso. El sabor evoluciona a medida que se degusta el jamón, revelando nuevos matices y sensaciones.
La textura del jamón es otro factor importante a tener en cuenta. Toma Jamón Vázquez de Mella presenta una textura firme pero a la vez untuosa. La grasa intramuscular se funde en la boca, creando una sensación agradable y persistente.
Es la joya de la corona. Proviene de cerdos ibéricos criados en libertad y alimentados exclusivamente con bellotas durante la montanera. Su sabor es intenso, complejo y persistente, con un veteado de grasa abundante y uniforme.
Proviene de cerdos ibéricos criados en libertad y alimentados con piensos naturales y hierba. Su sabor es suave y agradable, con un veteado de grasa menos abundante que el de bellota.
Proviene de cerdos ibéricos criados en régimen intensivo y alimentados con piensos naturales. Su sabor es suave y delicado, con un veteado de grasa escaso.
El corte del jamón es fundamental para apreciar todas sus cualidades. Se recomienda utilizar un cuchillo jamonero de hoja larga y flexible. El corte debe ser fino y uniforme, siguiendo la dirección de las fibras musculares. Se empieza cortando la maza (la parte más ancha del jamón) y se continúa con la contramaza y la babilla.
La temperatura ideal para degustar el jamón es entre 20 y 25 grados Celsius. A esta temperatura, la grasa se funde y libera todos sus aromas y sabores.
El jamón marida bien con una amplia variedad de alimentos y bebidas. Se puede acompañar con pan tostado, picos, aceitunas, queso, vino tinto, vino blanco, cerveza o cava.
Para conservar el jamón en óptimas condiciones, se recomienda guardarlo en un lugar fresco y seco, protegido de la luz y el calor. Una vez empezado, se debe cubrir la superficie de corte con un paño de algodón o papel de aluminio y guardar en el refrigerador.
El jamón ibérico, especialmente el de bellota, ofrece numerosos beneficios para la salud. Es rico en ácido oleico, un tipo de grasa monoinsaturada que ayuda a reducir el colesterol malo (LDL) y aumentar el colesterol bueno (HDL). También es una buena fuente de proteínas, vitaminas (especialmente del grupo B) y minerales (como el hierro, el zinc y el fósforo).
El jamón ocupa un lugar destacado en la cultura española. Es un símbolo de celebración, fiesta y convivencia. Se consume en ocasiones especiales, como Navidad, bodas y cumpleaños. También es un ingrediente fundamental de la gastronomía española, presente en tapas, bocadillos y platos elaborados.
Toma Jamón Vázquez de Mella representa la culminación de un proceso artesanal centenario, donde la tradición, la calidad y el sabor se unen para crear un producto excepcional. Cada bocado es un viaje a través de la historia y la cultura española, un homenaje al cerdo ibérico y al saber hacer de los maestros jamoneros. Degustar un jamón Vázquez de Mella es una experiencia sensorial única, un placer que se comparte y se recuerda.
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