El melón con jamón es un clásico atemporal de la gastronomía, especialmente apreciado durante los meses de verano. Su combinación de dulce y salado, frescura y curación, lo convierte en un bocado exquisito y refrescante. Pero más allá de la presentación tradicional, existen infinitas posibilidades para reinventar este plato y sorprender a tus invitados. Este artículo explora recetas originales y creativas, desde las más sencillas hasta las más elaboradas, profundizando en los detalles que marcan la diferencia.
Tradicionalmente, el melón con jamón se presenta en forma de bolitas de melón envueltas en finas lonchas de jamón. Si bien esta presentación es práctica y atractiva, limitarse a ella sería desaprovechar el potencial de este plato. Exploraremos alternativas que realzan los sabores y texturas, elevando el melón con jamón a un nivel superior.
La elección del melón es crucial para el éxito del plato. No todos los melones son iguales. Algunas variedades, como el *Cantalupo*, el *Galia* o el *Piel de Sapo*, ofrecen perfiles de sabor y textura distintos. El *Cantalupo*, con su pulpa anaranjada y su aroma intenso, aporta un dulzor pronunciado. El *Galia*, de pulpa verdosa y sabor más suave, resulta refrescante y equilibrado. El *Piel de Sapo*, con su carne firme y sabor dulce pero no empalagoso, ofrece una textura agradable al paladar. Es importante elegir un melón maduro pero no demasiado blando, que conserve su firmeza y jugosidad. Un melón excesivamente maduro puede resultar harinoso y perder su sabor característico.
Considera el origen del melón. Los melones de proximidad, cultivados localmente y en temporada, suelen ofrecer una mayor frescura y un sabor más intenso. Busca melones con un aroma dulce y agradable, que cedan ligeramente a la presión en el extremo opuesto al pedúnculo. Evita los melones con golpes, manchas o grietas en la piel.
La elección del jamón es igualmente importante. El *Jamón Ibérico*, con su sabor intenso y su textura untuosa, es la opción más lujosa, pero existen alternativas más asequibles que también ofrecen excelentes resultados. El *Jamón Serrano*, con su sabor más suave y su textura más firme, es una opción versátil y económica. El *Prosciutto*, de origen italiano, aporta un toque exótico con su sabor dulce y salado.
La calidad del jamón influye directamente en el sabor del plato. Opta por jamones de calidad, con un buen proceso de curación y un sabor equilibrado. Evita los jamones excesivamente salados o con un sabor rancio. El corte del jamón también es importante. Las lonchas deben ser finas y uniformes, para que se fundan en la boca y liberen todo su aroma. Un jamón recién cortado ofrece un sabor y una textura superiores. Si es posible, pide que te corten el jamón en el momento de la compra.
Una opción sencilla y refrescante para servir como aperitivo. Corta el melón en cubos del tamaño de un bocado. Enrolla cada cubo de melón en una loncha fina de jamón. Intercala los cubos de melón con bolitas de mozzarella fresca en una brocheta. Adereza con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y unas hojas de albahaca fresca picada. Puedes añadir un toque de pimienta negra recién molida para realzar los sabores.
Una ensalada ligera y sabrosa, perfecta para una comida o cena de verano. Corta el melón en cubos o bolitas. Mezcla el melón con rúcula fresca, lonchas de jamón cortadas en tiras y nueces picadas. Prepara una vinagreta con aceite de oliva virgen extra, vinagre de Módena, miel y mostaza de Dijon. Adereza la ensalada con la vinagreta justo antes de servir.
Una propuesta más sofisticada que combina el frescor del melón con el sabor intenso del jamón a la plancha. Corta el melón en rodajas gruesas. Envuelve cada rodaja de melón en una loncha de jamón. Cocina las rodajas de melón con jamón a la plancha hasta que el jamón esté crujiente y el melón ligeramente caramelizado; Prepara una reducción de Pedro Ximénez calentando el vino en una sartén a fuego lento hasta que se reduzca a la mitad y adquiera una consistencia almibarada. Sirve el melón con jamón a la plancha con la reducción de Pedro Ximénez.
Una reinterpretación del gazpacho tradicional, con el toque dulce y refrescante del melón. Tritura el melón con pepino, pimiento verde, cebolla, ajo, tomate y vinagre de Jerez. Añade aceite de oliva virgen extra y sal al gusto. Refrigera el gazpacho durante al menos dos horas. Corta el jamón en tiras finas y fríelas en una sartén hasta que estén crujientes. Sirve el gazpacho frío con el jamón crujiente por encima.
Una propuesta original y divertida para una cena informal. Corta el melón en cubos pequeños. Prepara un guacamole con aguacate, cebolla, tomate, cilantro, lima y sal. Calienta tortillas de maíz o trigo. Rellena las tortillas con el melón, el jamón y el guacamole. Puedes añadir un poco de salsa picante para darle un toque extra de sabor.
Una sopa refrescante y aromática, ideal para los días calurosos. Tritura el melón con agua, zumo de limón, unas hojas de hierbabuena fresca y azúcar al gusto. Refrigera la sopa durante al menos dos horas. Corta el jamón en tiras finas. Sirve la sopa fría con el jamón por encima y unas hojas de hierbabuena fresca para decorar.
Una receta que juega con contrastes dulces, salados y ácidos. Corta el melón en dados generosos. En una sartén, derrite mantequilla a fuego medio. Añade azúcar moreno y deja que se caramelice ligeramente. Incorpora los dados de melón y cocina durante unos minutos, removiendo suavemente para que se impregnen del caramelo. Desglasa con vinagre balsámico y deja que reduzca ligeramente. Sirve el melón caramelizado con lonchas de jamón ibérico y unas hojas de rúcula para un toque picante.
Un aperitivo sencillo pero elegante. Corta rebanadas finas de pan baguette y tuéstalas ligeramente. Unta cada rebanada con queso de cabra cremoso. Coloca encima una loncha de jamón serrano y un trozo de melón (puedes usar melón Galia para un sabor más suave). Decora con unas hojas de tomillo fresco.
Para los más atrevidos, una propuesta de cocina molecular. Prepara esferificaciones de melón usando alginato de sodio y cloruro de calcio. Crea un aire de jamón con lecitina de soja y caldo de jamón. Sirve las esferificaciones y el aire sobre una base de puré de melón y decora con unas láminas de jamón crujiente.
Un postre sorprendente y refrescante. Prepara un helado de melón casero. Mientras tanto, hornea lonchas finas de jamón serrano hasta que estén crujientes. Desmenuza el jamón crujiente y mézclalo con el helado justo antes de servir. El contraste de temperaturas y texturas es sublime.
El melón con jamón es un plato sencillo pero sofisticado, capaz de deleitar a los paladares más exigentes. Con un poco de creatividad y atención al detalle, puedes transformar este clásico en una experiencia gastronómica inolvidable. Explora las diferentes recetas y consejos presentados en este artículo y sorprende a tus invitados con tus propias creaciones. ¡Buen provecho!