Los San Jacobos, también conocidos como libritos, son un clásico de la cocina casera española. Su sencillez y delicioso sabor los convierten en una opción perfecta para una comida rápida, una cena informal o incluso como parte de un tapeo. Esta receta te guiará paso a paso para preparar unos San Jacobos caseros irresistibles, con un crujiente empanizado y un relleno jugoso de jamón y queso.
La receta de los San Jacobos, aparentemente sencilla, encierra una serie de consideraciones importantes para lograr un resultado óptimo. Analizaremos cada etapa en detalle:
La elección de la carne es crucial. Si bien el filete de ternera fino es la opción tradicional, la calidad de la carne marcará una diferencia significativa. Busca filetes de ternera tierna, con poco nervio y un color rojo brillante. El grosor es importante: demasiado grueso, el interior podría quedar poco hecho; demasiado fino, se secará durante la fritura. Una alternativa popular y más económica es la pechuga de pollo. En este caso, es fundamental asegurarse de que esté bien aplanada para lograr una cocción uniforme. Considera también el origen de la carne; la carne de pasto suele tener un sabor más intenso y una textura más tierna.
El queso es el alma del San Jacobo. La elección del queso no solo afecta al sabor, sino también a la textura. Los quesos que funden bien, como el cheddar, el havarti, el emmental o el gouda, son ideales. La cantidad de queso también es importante: demasiado poco, el San Jacobo estará seco; demasiado, se derramará durante la fritura. Un truco para evitar que el queso se derrame es congelar ligeramente las lonchas de queso antes de rellenar los San Jacobos. Experimenta con diferentes tipos de queso para encontrar tu combinación favorita. El queso provolone, por ejemplo, aporta un sabor más intenso y ligeramente picante.
El jamón cocido añade un toque de sal y sabor al San Jacobo. Opta por un jamón cocido de buena calidad, con un porcentaje elevado de carne y un bajo contenido en grasa. Un jamón cocido de baja calidad puede resultar demasiado salado o tener una textura gomosa. Considera también el grosor de las lonchas de jamón. Demasiado gruesas, dificultarán el cierre del San Jacobo; demasiado finas, perderán su sabor durante la fritura. Para un sabor más intenso, puedes utilizar jamón serrano en lugar de jamón cocido, aunque ten en cuenta que el jamón serrano tiende a ser más salado.
El empanizado es lo que le da al San Jacobo su textura crujiente y su aspecto dorado. La elección del pan rallado es fundamental. El pan rallado panko, originario de la cocina japonesa, es ideal para lograr un empanizado más crujiente y ligero. El panko tiene una textura más gruesa y aireada que el pan rallado tradicional, lo que permite que el aceite se drene mejor durante la fritura. El proceso de empanizado en sí mismo es crucial. Asegúrate de cubrir completamente el San Jacobo con harina, huevo y pan rallado, presionando suavemente para que se adhiera bien. Un doble empanizado (huevo y pan rallado repetidos) asegura un empanizado aún más crujiente y resistente.
La fritura es el paso más delicado de la receta. La temperatura del aceite es fundamental para lograr un San Jacobo dorado y crujiente por fuera y jugoso por dentro. Si el aceite está demasiado caliente, el empanizado se quemará antes de que el interior esté cocido. Si el aceite está demasiado frío, los San Jacobos absorberán demasiado aceite y quedarán blandos. La temperatura ideal del aceite está entre 170°C y 180°C. Utiliza un termómetro de cocina para controlar la temperatura del aceite. Fríe los San Jacobos en tandas, para no bajar la temperatura del aceite. No sobrecargues la sartén, ya que esto también bajará la temperatura del aceite y hará que los San Jacobos se cuezan en lugar de freírse. Utiliza una espumadera para retirar los San Jacobos de la sartén y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Si prefieres una opción más saludable, puedes hornear los San Jacobos en lugar de freírlos. Precalienta el horno a 200°C. Coloca los San Jacobos empanizados en una bandeja para hornear cubierta con papel vegetal y rocíalos con un poco de aceite de oliva. Hornea durante unos 15-20 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes. Otra alternativa es utilizar una freidora de aire (air fryer). Precalienta la freidora de aire a 180°C. Coloca los San Jacobos empanizados en la cesta de la freidora de aire y cocina durante unos 10-12 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes. Rocía los San Jacobos con un poco de aceite de oliva antes de cocinarlos en la freidora de aire para ayudar a que se doren.
Si bien los San Jacobos son deliciosos, es importante consumirlos con moderación debido a su alto contenido en grasa y calorías. Optar por la versión al horno o en freidora de aire reduce significativamente la cantidad de grasa. Utilizar ingredientes de buena calidad, como jamón cocido con bajo contenido en grasa y queso con menor porcentaje de grasa, también ayuda a reducir el contenido calórico. Acompañar los San Jacobos con una ensalada o verduras frescas puede equilibrar la comida y aportar nutrientes esenciales.
El origen exacto del San Jacobo es incierto, pero se cree que surgió en España a mediados del siglo XX. Su nombre podría derivar de la similitud de su forma con la concha de Santiago, símbolo del Camino de Santiago. Otra teoría sugiere que el nombre proviene de la costumbre de servir este plato durante las fiestas de Santiago Apóstol. Independientemente de su origen, el San Jacobo se ha convertido en un plato muy popular en toda España y en otros países de habla hispana.
La receta de los San Jacobos es una base para la creatividad culinaria. Experimenta con diferentes rellenos, empanizados y acompañamientos para crear tus propias versiones únicas de este clásico plato. Atrévete a combinar sabores y texturas para sorprender a tus invitados y disfrutar de una experiencia gastronómica inolvidable.
Los San Jacobos caseros son una opción deliciosa y versátil para cualquier ocasión. Con esta receta detallada y los consejos adicionales, podrás preparar unos San Jacobos irresistibles que deleitarán a todos. ¡Anímate a probarla y descubre el placer de la cocina casera!