La lasaña de calabacín, jamón y queso es una alternativa más ligera y saludable a la lasaña tradicional. Perfecta para disfrutar de un plato reconfortante sin renunciar a una alimentación equilibrada. Esta receta, fácil de preparar, es ideal tanto para principiantes en la cocina como para chefs experimentados que buscan una opción rápida y sabrosa.
(Imagen ilustrativa: Reemplazar con una foto real de la lasaña)
Lava y seca los calabacines. Con un cuchillo afilado o una mandolina, corta los calabacines en láminas finas a lo largo. Si usas un cuchillo, asegúrate de que las láminas sean lo más uniformes posible para que la lasaña se cocine de manera uniforme. Una mandolina te facilitará mucho esta tarea y te dará resultados consistentes.
Precalienta una plancha o sartén grande a fuego medio-alto; Pincela ligeramente las láminas de calabacín con aceite de oliva y cocínalas por ambos lados durante unos minutos, hasta que estén ligeramente doradas y blandas. No las cocines en exceso, ya que se cocinarán más en el horno. Este paso ayuda a eliminar el exceso de humedad del calabacín y evita que la lasaña quede aguada.
A medida que las vayas cocinando, colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Si utilizas salsa de tomate casera, asegúrate de que esté lista y caliente. Si usas salsa de tomate comprada, puedes calentarla en una olla a fuego lento. Para realzar el sabor, puedes añadir un diente de ajo picado y sofreírlo en un poco de aceite de oliva antes de añadir la salsa.
Añade una pizca de nuez moscada, orégano seco, sal y pimienta negra recién molida a la salsa. Prueba y ajusta la sazón según tu gusto personal. Si la salsa está demasiado ácida, puedes añadir una pizca de azúcar para equilibrar los sabores.
Precalienta el horno a 180°C (350°F). Engrasa un molde rectangular para lasaña con un poco de mantequilla. Esto evitará que la lasaña se pegue al fondo del molde.
Comienza colocando una capa fina de salsa de tomate en el fondo del molde. A continuación, coloca una capa de láminas de calabacín, asegurándote de cubrir toda la superficie. Superpón ligeramente las láminas si es necesario.
Sobre el calabacín, coloca una capa de jamón cocido en lonchas. Asegúrate de que el jamón esté distribuido uniformemente. Luego, esparce una capa generosa de queso mozzarella rallado.
Repite las capas: salsa de tomate, calabacín, jamón y queso, hasta agotar los ingredientes. La última capa debe ser de salsa de tomate y queso mozzarella.
Si lo deseas, espolvorea queso parmesano rallado sobre la última capa de queso mozzarella. Esto le dará un toque extra de sabor y un dorado más atractivo a la lasaña.
Cubre el molde con papel de aluminio y hornea durante 25-30 minutos. Retira el papel de aluminio y hornea durante 10-15 minutos más, o hasta que el queso esté dorado y burbujeante.
Deja reposar la lasaña durante unos 10 minutos antes de servir. Esto permitirá que los sabores se mezclen y que la lasaña se asiente, facilitando el corte.
Sirve la lasaña caliente, cortada en porciones individuales. Decora con unas hojas de albahaca fresca y una pizca de queso parmesano rallado. Acompáñala con una ensalada verde fresca para un almuerzo o cena completa y equilibrada.
El Calabacín: Más allá de la Lasaña. El calabacín, originario de América, es una verdura muy versátil y nutritiva. Es bajo en calorías y rico en vitaminas A, C y potasio. Además de la lasaña, se puede utilizar en una gran variedad de platos, como cremas, salteados, rellenos, e incluso postres (como el pastel de calabacín).
El Jamón: Un Embutido con Historia. El jamón cocido es un embutido elaborado a partir de carne de cerdo. Es una fuente de proteínas y contiene vitaminas del grupo B. Existen diferentes tipos de jamón cocido, desde los más básicos hasta los de alta calidad, elaborados con ingredientes seleccionados y procesos de curación más largos.
El Queso: Un Mundo de Sabores. El queso es un producto lácteo fermentado que se elabora a partir de leche de vaca, oveja, cabra o búfala. Existen miles de variedades de queso en todo el mundo, cada una con sus propias características de sabor, textura y aroma. El queso es una fuente de calcio, proteínas y grasas. En la lasaña, se utilizan quesos que se funden bien, como la mozzarella, el provolone o el fontina.
La Salsa de Tomate: Un Clásico de la Cocina Italiana. La salsa de tomate es un ingrediente fundamental de la cocina italiana. Se elabora a partir de tomates frescos o enlatados, y se puede sazonar con diferentes hierbas y especias. La salsa de tomate es rica en licopeno, un antioxidante que protege contra el daño celular;
La Lasaña: Un Plato con Orígenes Antiguos. La lasaña es un plato italiano que se compone de capas de pasta, salsa, carne o verduras y queso. Se cree que la lasaña tiene sus orígenes en la antigua Roma, donde se preparaba un plato similar con láminas de pasta llamadas "lagana". A lo largo de los siglos, la lasaña ha evolucionado y se ha adaptado a las diferentes culturas y gustos.
La Alimentación Saludable: Un Enfoque Integral. La lasaña de calabacín, jamón y queso puede ser parte de una alimentación saludable y equilibrada. Al sustituir la pasta tradicional por calabacín, se reduce el contenido de carbohidratos y se aumenta el contenido de fibra. Es importante elegir ingredientes de buena calidad y controlar las porciones. Una alimentación saludable debe incluir una variedad de alimentos de todos los grupos, como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables.
La lasaña de calabacín, jamón y queso es una excelente opción para disfrutar de un plato delicioso y nutritivo. Es fácil de preparar, versátil y se puede adaptar a diferentes gustos y preferencias. Anímate a probar esta receta y descubre una nueva forma de disfrutar de la lasaña. ¡Buen provecho!