El pollo con jamón y queso en salsa bechamel es un plato que evoca confort y sofisticación a partes iguales. Es una receta versátil, adaptable a diferentes gustos y ocasiones, desde una comida familiar hasta una cena especial. Su cremosidad y sabor equilibrado lo convierten en un favorito indiscutible. A continuación, exploraremos en detalle cómo preparar este manjar, profundizando en cada paso y considerando variaciones para satisfacer a los paladares más exigentes.
Salpimienta las pechugas de pollo fileteadas. Si son muy gruesas, puedes aplanarlas ligeramente con un mazo de cocina para asegurar una cocción uniforme. En una sartén, calienta un poco de aceite de oliva virgen extra a fuego medio-alto. Sella las pechugas por ambos lados hasta que estén doradas. No es necesario cocinarlas por completo en este paso, ya que terminarán de cocinarse en el horno. Retira el pollo de la sartén y reserva.
En la misma sartén donde doraste el pollo, derrite la mantequilla a fuego medio. Una vez derretida, añade la harina tamizada y remueve constantemente con unas varillas durante un par de minutos, hasta obtener un roux dorado. Es importante remover continuamente para evitar que la harina se queme. Poco a poco, vierte la leche caliente (previamente calentada en el microondas o en un cazo) sobre el roux, sin dejar de remover con las varillas. Continúa removiendo hasta que la salsa espese y no queden grumos. Sazona con sal, pimienta negra y una pizca de nuez moscada. Si deseas un sabor más complejo, puedes añadir un chorrito de vino blanco seco a la bechamel durante la cocción. La salsa bechamel debe tener una consistencia cremosa y suave.
Precalienta el horno a 180°C (calor arriba y abajo). En una fuente apta para horno, coloca una capa fina de salsa bechamel en el fondo. Coloca las pechugas de pollo doradas sobre la bechamel. Sobre cada pechuga, coloca una loncha de jamón cocido y una generosa cantidad de queso rallado. Cubre todo con el resto de la salsa bechamel, asegurándote de que el pollo quede bien cubierto. Hornea durante unos 20-25 minutos, o hasta que el queso esté dorado y burbujeante y el pollo esté completamente cocido. Si el queso se dora demasiado rápido, puedes cubrir la fuente con papel de aluminio durante los últimos minutos de cocción.
El pollo con jamón y queso en salsa bechamel es un plato versátil que marida bien con una variedad de vinos. Un vino blanco seco y afrutado, como un Chardonnay o un Sauvignon Blanc, complementará la cremosidad de la bechamel y el sabor del pollo. Un vino rosado seco y ligero también puede ser una buena opción. Si prefieres el vino tinto, elige un vino tinto joven y ligero, como un Beaujolais o un Pinot Noir; También puedes acompañar el plato con una ensalada fresca o unas verduras a la plancha.
El pollo con jamón y queso en salsa bechamel es mucho más que una simple receta; es un plato que evoca recuerdos, tradiciones familiares y momentos compartidos. Es una muestra de cómo la cocina puede ser un arte, una forma de expresión y una manera de conectar con los demás. La versatilidad de esta receta permite adaptarla a diferentes gustos y ocasiones, convirtiéndola en un plato atemporal que siempre será bienvenido en la mesa. Anímate a experimentar con diferentes ingredientes y técnicas para crear tu propia versión de este clásico, y disfruta del placer de cocinar y compartir con tus seres queridos.
El pollo con jamón y queso en salsa bechamel es un plato que combina la sencillez de los ingredientes con la sofisticación de la técnica culinaria. Su cremosidad, sabor equilibrado y versatilidad lo convierten en un favorito indiscutible. Con los consejos y trucos proporcionados en este artículo, podrás preparar este manjar en casa y sorprender a tus invitados con un plato digno de un restaurante de alta cocina. No tengas miedo de experimentar y adaptar la receta a tu gusto personal, y disfruta del placer de cocinar y compartir con tus seres queridos.