La polenta, un plato humilde de origen italiano, ha trascendido fronteras y se ha convertido en un lienzo culinario versátil. Si bien tradicionalmente se sirve como acompañamiento, esta receta la eleva a plato principal, combinando la suavidad cremosa de la polenta con el sabor intenso del jamón y la riqueza fundida del queso. Prepárense para descubrir una experiencia gastronómica que evoca recuerdos de hogar y, a la vez, sorprende con su sofisticación.

Orígenes de la Polenta: Más que un Plato, una Historia

La historia de la polenta se remonta a la antigua Roma, donde se elaboraba con farro, un tipo de trigo. Sin embargo, fue la llegada del maíz a Europa en el siglo XVI la que transformó la polenta en el plato que conocemos hoy. En las regiones del norte de Italia, especialmente en el Véneto y Lombardía, la polenta se convirtió en un alimento básico, accesible y nutritivo para las clases trabajadoras. Tradicionalmente, se cocinaba en una olla de cobre sobre el fuego, removiendo constantemente para evitar que se pegara. Hoy en día, aunque existen versiones instantáneas, la polenta cocinada lentamente sigue siendo apreciada por su textura y sabor superiores.

Ingredientes: Calidad y Proporciones para un Resultado Excepcional

  • Polenta: 250 gramos (preferiblemente polenta de cocción lenta para una textura más cremosa. La polenta instantánea también funciona, pero el sabor y la textura no serán tan intensos).
  • Agua: 1 litro (la proporción de agua a polenta es crucial. Una proporción de 4:1 es generalmente ideal, pero puede ajustarse ligeramente según la marca de polenta y la consistencia deseada. Usar caldo de pollo en lugar de agua añade un sabor más profundo).
  • Jamón Serrano o Ibérico: 150 gramos (cortado en cubitos o tiras finas. La calidad del jamón es importante, ya que aporta un sabor fundamental al plato. El jamón ibérico, con su grasa infiltrada y su sabor complejo, eleva significativamente la receta. Una alternativa más económica puede ser jamón cocido de buena calidad, aunque el sabor será menos intenso).
  • Queso: 150 gramos (una mezcla de quesos funciona bien. Recomendamos una combinación de queso parmesano rallado (50 gramos) para un sabor umami y queso fontina o gruyere rallado (100 gramos) para una buena fundición y un sabor suave y a nuez. Otras opciones incluyen mozzarella, provolone o incluso un toque de queso gorgonzola para un sabor más audaz).
  • Mantequilla: 50 gramos (preferiblemente sin sal. La mantequilla añade riqueza y cremosidad a la polenta. Para una opción más ligera, puede sustituirse por aceite de oliva virgen extra).
  • Aceite de Oliva Virgen Extra: 2 cucharadas (para sofreír el jamón y añadir un toque de sabor).
  • Ajo: 1 diente (picado finamente. El ajo añade profundidad al sabor, pero puede omitirse si se prefiere un sabor más suave).
  • Sal y Pimienta Negra Recién Molida: al gusto (es importante probar la polenta y ajustar la sal según sea necesario. Recuerde que el jamón y el queso ya aportan sal).
  • Opcional: Hierbas frescas picadas (perejil, cebollino, romero) para decorar y añadir frescura. Un toque de nuez moscada rallada también complementa bien los sabores.

Preparación: Paso a Paso para una Polenta Perfecta

  1. Preparación Inicial: Calentar el agua o caldo en una olla grande a fuego medio. Añadir una pizca de sal.
  2. Cocción de la Polenta: Cuando el agua esté hirviendo, bajar el fuego a bajo y verter la polenta en forma de lluvia, removiendo constantemente con una cuchara de madera o un batidor para evitar que se formen grumos. Este es un paso crucial para lograr una textura suave y cremosa.
  3. Cocción Lenta y Paciente: Cocinar la polenta a fuego bajo, removiendo frecuentemente, durante al menos 45 minutos para la polenta de cocción lenta (o según las instrucciones del paquete para la polenta instantánea). La polenta estará lista cuando se haya espesado y se separe fácilmente de los lados de la olla. Si la polenta se seca demasiado, añadir un poco más de agua caliente o caldo.
  4. Sofrito del Jamón: Mientras la polenta se cocina, calentar el aceite de oliva en una sartén a fuego medio. Añadir el ajo picado y cocinar hasta que esté fragante (aproximadamente 1 minuto). Añadir el jamón y cocinar hasta que esté dorado y crujiente (aproximadamente 5-7 minutos). Retirar del fuego y reservar.
  5. Incorporación del Queso y la Mantequilla: Una vez que la polenta esté cocida, retirar del fuego y añadir la mantequilla y el queso rallado. Remover hasta que la mantequilla y el queso se hayan derretido y se hayan incorporado completamente a la polenta. Probar y ajustar la sal y la pimienta según sea necesario.
  6. Montaje y Servicio: Verter la polenta cremosa en platos individuales. Cubrir con el jamón crujiente y, si se desea, decorar con hierbas frescas picadas. Servir inmediatamente.

Variaciones y Adaptaciones: Personalizando tu Polenta

  • Vegetariana: Sustituir el jamón por setas salteadas, espinacas cocidas o verduras asadas. Un toque de aceite de trufa puede añadir un sabor umami similar al del jamón.
  • Picante: Añadir un poco de chile picado o unas gotas de salsa picante al sofrito de jamón.
  • Con Huevo Poche: Coronar la polenta con un huevo poche para un plato aún más rico y reconfortante. La yema líquida se mezcla con la polenta, añadiendo una textura y un sabor excepcionales.
  • Al Horno: Verter la polenta en una fuente para horno, cubrir con queso adicional y gratinar hasta que esté dorado y burbujeante. Esto le dará a la polenta una textura crujiente en la parte superior.
  • Con Diferentes Quesos: Experimentar con diferentes tipos de quesos para variar el sabor. Queso azul, queso de cabra o incluso queso Oaxaca pueden añadir un toque único.

Consejos y Trucos: Dominando el Arte de la Polenta

  • Remover Constantemente: La clave para una polenta cremosa es remover constantemente durante la cocción. Esto evita que se formen grumos y asegura que la polenta se cocine de manera uniforme.
  • Usar una Cuchara de Madera: Una cuchara de madera es ideal para remover la polenta, ya que no raya la olla y permite remover de manera eficiente.
  • Ajustar la Consistencia: Si la polenta está demasiado espesa, añadir un poco más de agua caliente o caldo. Si está demasiado líquida, cocinarla por unos minutos más, removiendo constantemente.
  • No Tener Miedo de Experimentar: La polenta es un plato muy versátil, así que no tener miedo de experimentar con diferentes ingredientes y sabores.
  • El Reposo: Si preparas la polenta con antelación, puedes extenderla en una bandeja y dejarla enfriar. Luego, córtala en cuadrados o triángulos y fríelos o ásalos para obtener una textura crujiente por fuera y cremosa por dentro.

Más Allá de la Receta: La Polenta en la Cultura y la Gastronomía

La polenta no es solo un plato, sino también un símbolo de la cultura italiana. Representa la simplicidad, la tradición y la conexión con la tierra. En muchas regiones de Italia, la polenta se sigue cocinando en grandes ollas sobre el fuego, y se comparte en familia y con amigos. La polenta también ha influido en la gastronomía de otros países, como Argentina y Brasil, donde se ha adaptado a los ingredientes y sabores locales. En estos países, la polenta se puede encontrar en diversas formas, desde platos dulces hasta guarniciones saladas.

Conclusión: Un Plato para Disfrutar y Compartir

La polenta con jamón y queso es un plato reconfortante, versátil y lleno de sabor. Es perfecto para una cena rápida entre semana, una comida familiar o una ocasión especial. Con esta receta, podrán disfrutar de un clásico italiano con un toque gourmet y descubrir la magia de un plato humilde que puede transformarse en una experiencia culinaria inolvidable. ¡Buen provecho!

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