El pastel de patatas y jamón es un plato clásico que evoca recuerdos de hogar y confort. Es una opción versátil‚ ideal tanto para una cena familiar como para un almuerzo especial. Esta receta‚ pensada para ser fácil y accesible‚ te guiará paso a paso para crear un plato delicioso y satisfactorio. Desde la selección de las patatas hasta el gratinado final‚ cada detalle está diseñado para asegurar el éxito en tu cocina. Olvídate de las complicaciones y disfruta de un plato que siempre triunfa.
El alma del pastel reside en las patatas. La elección de la variedad es crucial para obtener la textura deseada. Variedades como la Monalisa o la Kennebec‚ con su carne firme‚ resisten la cocción sin deshacerse‚ lo que garantiza una estructura sólida para el pastel. Lava bien las patatas bajo el grifo‚ eliminando cualquier resto de tierra. No es necesario pelarlas si son de buena calidad y la piel es fina‚ pero si prefieres‚ puedes pelarlas con un pelador o cuchillo.
Una vez limpias‚ córtalas en rodajas finas‚ de aproximadamente 3-4 mm de grosor. Un corte uniforme asegura una cocción homogénea y una textura agradable en el pastel. Puedes utilizar una mandolina para agilizar este proceso y garantizar la uniformidad de las rodajas. Coloca las rodajas en una olla grande y cúbrelas con agua fría. Añade una cucharadita de sal al agua. La sal no solo sazona las patatas‚ sino que también ayuda a mantener su firmeza durante la cocción. Lleva el agua a ebullición a fuego medio-alto. Una vez que hierva‚ reduce el fuego a medio y cocina las patatas durante unos 8-10 minutos‚ o hasta que estén tiernas pero no completamente cocidas. Deben ofrecer cierta resistencia al pincharlas con un tenedor. Escurre las patatas inmediatamente después de la cocción para evitar que se sigan cocinando con el calor residual. Reserva las patatas escurridas.
El aroma y sabor del pastel se construyen sobre una base de cebolla caramelizada y el toque salado del jamón. Pela la cebolla y córtala en juliana fina. Calienta una sartén grande a fuego medio con un chorrito generoso de aceite de oliva virgen extra. El aceite de oliva aporta un sabor característico y ayuda a que la cebolla se caramelice sin quemarse. Añade la cebolla a la sartén y sofríe a fuego lento‚ removiendo ocasionalmente‚ hasta que esté transparente y ligeramente dorada‚ aproximadamente unos 10-15 minutos. La paciencia es clave en este paso. Una cocción lenta permite que la cebolla libere sus azúcares naturales‚ desarrollando un sabor dulce y profundo.
Una vez que la cebolla esté lista‚ añade el jamón a la sartén. Si utilizas lonchas de jamón serrano o cocido‚ córtalas en taquitos o tiras pequeñas. Si utilizas taquitos de jamón ya cortados‚ simplemente añádelos a la sartén. Sofríe el jamón junto con la cebolla durante unos 2-3 minutos‚ o hasta que esté ligeramente dorado y haya liberado su aroma característico. Ten cuidado de no quemar el jamón‚ ya que puede volverse duro y amargo. Retira la sartén del fuego y reserva la mezcla de cebolla y jamón.
El montaje es donde todos los elementos se unen para crear la magia del pastel. Precalienta el horno a 180°C (calor arriba y abajo). Engrasa un molde para horno con mantequilla. El tamaño del molde dependerá de la cantidad de ingredientes y de la altura que desees para el pastel. Un molde de unos 20-22 cm de diámetro suele ser adecuado. Cubre el fondo del molde con una capa de rodajas de patata‚ solapándolas ligeramente para que no queden huecos. Sazona con sal‚ pimienta negra recién molida y una pizca de nuez moscada (si la usas). La nuez moscada aporta un toque cálido y especiado que complementa muy bien el sabor de las patatas y el jamón. Extiende una capa de la mezcla de cebolla y jamón sobre las patatas. Repite las capas de patata y jamón hasta agotar los ingredientes‚ terminando con una capa de patatas. Vierte la nata líquida sobre el pastel‚ asegurándote de que se distribuya uniformemente. La nata aportará cremosidad y humedad al pastel durante la cocción. Espolvorea el queso rallado sobre la última capa de patatas. El queso formará una costra dorada y crujiente durante el gratinado.
La cocción es el paso final que transforma los ingredientes en un pastel delicioso y reconfortante. Hornea el pastel en el horno precalentado durante unos 30-40 minutos‚ o hasta que las patatas estén tiernas y el queso esté dorado y burbujeante. El tiempo de cocción puede variar dependiendo del horno‚ así que vigila el pastel de cerca. Si el queso se dora demasiado rápido‚ puedes cubrir el pastel con papel de aluminio durante los últimos minutos de cocción. Una vez que el pastel esté listo‚ retíralo del horno y déjalo reposar durante unos 10 minutos antes de servir. Esto permitirá que los jugos se redistribuyan y que el pastel se asiente‚ facilitando el corte.
El pastel de patatas y jamón se puede servir caliente o templado. Decora con perejil fresco picado antes de servir‚ si lo deseas. El perejil aporta un toque de frescura y color al plato. Este pastel es delicioso por sí solo‚ pero también se puede acompañar con una ensalada verde fresca o una guarnición de verduras al vapor. Es un plato versátil que se adapta a cualquier ocasión. ¡Disfruta de este clásico reconfortante!
Esta receta funciona porque equilibra la simplicidad con la profundidad de sabor. La cocción previa de las patatas asegura que queden tiernas sin deshacerse‚ mientras que el sofrito de cebolla y jamón aporta una base aromática y sabrosa. La nata líquida y el queso rallado añaden cremosidad y un toque gratinado irresistible. La combinación de ingredientes y técnicas de cocción crea un plato reconfortante y satisfactorio que es fácil de preparar y siempre triunfa.
Además‚ la receta es adaptable. Puedes modificar los ingredientes y las cantidades para adaptarla a tus gustos personales y a los ingredientes que tengas disponibles. Esta flexibilidad la convierte en una receta ideal para cualquier ocasión.
El pastel de patata‚ en su simplicidad y versatilidad‚ puede ser visto como una metáfora de la vida misma. Los diferentes ingredientes‚ cada uno con su sabor y textura únicos‚ se combinan para crear un plato armonioso y satisfactorio. Así como en la vida‚ los diferentes aspectos y experiencias se entrelazan para formar un todo significativo.
La preparación del pastel‚ con sus pasos secuenciales y la necesidad de atención al detalle‚ refleja la importancia de la planificación y la dedicación en la consecución de nuestros objetivos. La cocción‚ que transforma los ingredientes crudos en un plato cocinado‚ simboliza el proceso de transformación personal y el crecimiento que experimentamos a lo largo de la vida.
Finalmente‚ el disfrute del pastel‚ compartido con amigos y familiares‚ representa la alegría y la conexión que encontramos en las relaciones humanas. El pastel de patata‚ en su esencia‚ es un símbolo de confort‚ nutrición y comunidad.
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