Desde hace más de un siglo, Jamones Isidro González Revilla se ha dedicado a la producción artesanal de jamones de la más alta calidad. Fundada en 1920, esta empresa familiar ha mantenido viva la tradición jamonera, adaptándose a los tiempos modernos sin renunciar a los métodos que han garantizado su excelencia durante generaciones. Este artículo profundiza en la historia, los procesos, la calidad y la filosofía que hacen de Jamones Isidro González Revilla un referente en el mundo del jamón ibérico y serrano.
La historia de Jamones Isidro González Revilla comienza con Isidro González, un hombre visionario que, en un pequeño pueblo de la sierra, vislumbró el potencial de la elaboración artesanal de jamones. Con una profunda conexión con la tierra y un conocimiento ancestral de las técnicas de curación, Isidro sentó las bases de lo que hoy es una empresa reconocida a nivel nacional e internacional.
Inicialmente, la producción era modesta, centrada en abastecer a la comunidad local. Sin embargo, la calidad excepcional de sus jamones pronto se hizo notar, extendiéndose su reputación boca a boca. A lo largo de las décadas, la empresa ha pasado por diferentes generaciones, cada una aportando su propio toque innovador sin perder de vista el legado de calidad y tradición.
La clave del éxito de Jamones Isidro González Revilla reside en su compromiso con la calidad desde el origen. La selección de la materia prima, el cuidado en la cría de los cerdos y el respeto por los tiempos de curación son pilares fundamentales de su filosofía.
La elaboración de un jamón de Jamones Isidro González Revilla es un proceso meticuloso que requiere paciencia, experiencia y un profundo respeto por el producto. Cada etapa, desde la selección del cerdo hasta la curación final, se realiza con el máximo cuidado para garantizar un resultado excepcional.
El primer paso crucial es la selección de los cerdos. Jamones Isidro González Revilla trabaja con ganaderos locales que crían cerdos de raza ibérica y serrana en libertad, alimentados con pastos naturales y bellotas durante la montanera (periodo en el que los cerdos se alimentan de bellotas en la dehesa). Esta alimentación natural es fundamental para la calidad de la carne, ya que le confiere un sabor y una textura únicos.
La empresa realiza una selección rigurosa de los cerdos, teniendo en cuenta factores como la raza, la edad, el peso y la infiltración de grasa. Solo los mejores ejemplares son destinados a la producción de jamones de alta gama.
Una vez seleccionadas las piezas, se procede a la salazón. Este proceso consiste en cubrir los jamones con sal marina durante un período de tiempo determinado, que varía en función del peso y la infiltración de grasa. La salazón cumple una doble función: deshidratar la pieza y favorecer su conservación.
Después de la salazón, los jamones se lavan cuidadosamente para eliminar el exceso de sal. Este paso es crucial para evitar que el jamón quede demasiado salado.
Tras el lavado, los jamones se someten a un período de post-salado, en el que se almacenan en cámaras frigoríficas a una temperatura y humedad controladas. Durante este tiempo, la sal se distribuye uniformemente por toda la pieza y se inician los procesos enzimáticos que contribuyen al desarrollo del sabor y el aroma característicos del jamón.
Posteriormente, los jamones pasan a la fase de asentamiento, en la que se cuelgan en secaderos naturales durante varios meses. En estos secaderos, la temperatura y la humedad varían de forma natural a lo largo del año, lo que favorece la maduración y el desarrollo de la flora microbiana que contribuye al sabor y al aroma únicos del jamón.
La etapa final del proceso de elaboración es la curación y maduración. Durante este tiempo, los jamones se cuelgan en bodegas a una temperatura y humedad controladas, donde permanecen durante meses o incluso años. Es en esta etapa donde se desarrollan los aromas y sabores complejos que caracterizan a los jamones de Jamones Isidro González Revilla.
La duración de la curación varía en función del tipo de jamón y del grado de infiltración de grasa. Los jamones ibéricos de bellota, por ejemplo, requieren un período de curación más largo que los jamones serranos.
A lo largo de todo el proceso de elaboración, se realizan rigurosos controles de calidad para garantizar que cada jamón cumple con los estándares exigidos por Jamones Isidro González Revilla. Se controlan parámetros como el peso, la humedad, la salinidad, el aroma y el sabor.
Además, la empresa cuenta con un equipo de expertos catadores que evalúan la calidad de cada jamón antes de su comercialización.
Jamones Isidro González Revilla ofrece una amplia gama de jamones para satisfacer todos los gustos y presupuestos. Desde el jamón ibérico de bellota, el más prestigioso y valorado, hasta el jamón serrano, una opción más asequible pero igualmente deliciosa.
El jamón ibérico de bellota es el producto estrella de Jamones Isidro González Revilla. Se elabora a partir de cerdos de raza ibérica criados en libertad y alimentados con bellotas durante la montanera. Esta alimentación natural confiere a la carne un sabor y una textura únicos, con una infiltración de grasa que le aporta jugosidad y untuosidad.
El jamón ibérico de bellota se caracteriza por su aroma intenso y complejo, con notas de frutos secos, hierbas aromáticas y especias. Su sabor es dulce, suave y persistente, con un retrogusto agradable y prolongado.
El jamón ibérico de cebo de campo se elabora a partir de cerdos de raza ibérica criados en libertad y alimentados con pastos naturales y piensos. Aunque no alcanza la calidad del jamón ibérico de bellota, sigue siendo un producto de alta calidad, con un sabor y una textura muy agradables.
El jamón ibérico de cebo se elabora a partir de cerdos de raza ibérica criados en granjas y alimentados con piensos. Es una opción más económica que el jamón ibérico de bellota y el jamón ibérico de cebo de campo, pero sigue ofreciendo un sabor y una textura satisfactorios.
El jamón serrano se elabora a partir de cerdos de raza blanca. Es una opción más asequible que el jamón ibérico, pero sigue siendo un producto de calidad, con un sabor y una textura agradables. Jamones Isidro González Revilla ofrece jamón serrano de diferentes curaciones, desde el jamón serrano bodega hasta el jamón serrano reserva.
Jamones Isidro González Revilla está comprometida con la calidad y la sostenibilidad en todas las etapas del proceso de elaboración. La empresa trabaja con ganaderos locales que respetan el medio ambiente y el bienestar animal. Además, utiliza energías renovables en sus instalaciones y minimiza el impacto ambiental de sus actividades.
El compromiso de Jamones Isidro González Revilla con la calidad y la sostenibilidad se refleja en la certificación de sus productos por organismos independientes.
Jamones Isidro González Revilla mira al futuro con optimismo, manteniendo su compromiso con la calidad y la tradición jamonera. La empresa sigue invirtiendo en innovación y tecnología para mejorar sus procesos de elaboración y ofrecer a sus clientes productos de la más alta calidad.
Además, Jamones Isidro González Revilla está comprometida con la promoción de la cultura del jamón, organizando catas, degustaciones y eventos para dar a conocer la historia, los procesos y los secretos de este producto único.
Jamones Isidro González Revilla es mucho más que una empresa jamonera. Es un legado de calidad y tradición que se ha transmitido de generación en generación. Su compromiso con la calidad, la sostenibilidad y la promoción de la cultura del jamón la convierten en un referente en el sector.
Si busca un jamón de calidad excepcional, elaborado con métodos artesanales y con un profundo respeto por el producto, Jamones Isidro González Revilla es la elección perfecta.
Puede comprar Jamones Isidro González Revilla en tiendas especializadas, charcuterías gourmet y a través de su tienda online.
Una vez abierto, el jamón debe conservarse en un lugar fresco y seco, cubierto con un paño de algodón para protegerlo del aire. También puede utilizarse un poco de aceite de oliva para evitar que se reseque.
La principal diferencia radica en la alimentación del cerdo. El jamón ibérico de bellota proviene de cerdos alimentados con bellotas durante la montanera, mientras que el jamón ibérico de cebo proviene de cerdos alimentados con piensos.
Lo ideal es cortar el jamón con un cuchillo jamonero, siguiendo la dirección de las fibras musculares. Las lonchas deben ser finas y casi transparentes.
No se recomienda congelar el jamón, ya que puede alterar su sabor y textura.
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