En el universo de la gastronomía española, el jamón ibérico ocupa un lugar de honor. Y dentro de este selecto grupo,Jamones Don Saturnino Salamanca se distingue como un referente de calidad, tradición y sabor inigualable. Esta marca, arraigada en la rica tierra salmantina, ofrece una experiencia sensorial que evoca la dehesa, el cuidado artesanal y la pasión por un producto excepcional.
La excelencia de Jamones Don Saturnino Salamanca no es fruto de la casualidad, sino el resultado de un meticuloso proceso que comienza en la dehesa. Aquí, los cerdos ibéricos, de pura raza o con un alto porcentaje de ella, campan a sus anchas, alimentándose de bellotas, hierbas y raíces. Esta alimentación natural, rica en ácido oleico, es fundamental para el desarrollo de la grasa infiltrada que confiere al jamón su característico sabor y textura.
El bienestar animal es una prioridad para Don Saturnino Salamanca. Los cerdos se crían en condiciones óptimas, con espacio suficiente para moverse y desarrollar sus músculos. Se evita el estrés, lo que se traduce en una carne de mayor calidad.
La montanera, el período comprendido entre octubre y marzo, es crucial. Durante estos meses, los cerdos se alimentan exclusivamente de bellotas, lo que aporta al jamón su sabor dulce y aroma inconfundible. Don Saturnino Salamanca selecciona cuidadosamente las dehesas para garantizar la calidad de las bellotas y, por ende, la del jamón.
Una vez que los cerdos alcanzan el peso óptimo, comienza el proceso de elaboración del jamón. Este proceso, transmitido de generación en generación, requiere de la experiencia y el saber hacer de maestros jamoneros.
El primer paso es la salazón, donde los jamones se cubren con sal marina durante un período que varía en función de su peso. Este proceso es fundamental para la conservación del jamón y para el desarrollo de su sabor.
Tras la salazón, los jamones se lavan para eliminar el exceso de sal y se dejan reposar en cámaras frías durante varios meses. Este proceso de asentamiento permite que la sal se distribuya uniformemente por toda la pieza.
La fase de secado y curación es la más larga y delicada. Los jamones se trasladan a secaderos naturales, donde la temperatura y la humedad se controlan cuidadosamente. Durante este período, que puede durar varios años, el jamón pierde humedad y desarrolla su aroma y sabor característicos.
El microclima de Salamanca, con sus inviernos fríos y secos y sus veranos cálidos, es ideal para la curación del jamón. Las fluctuaciones de temperatura favorecen la infiltración de la grasa y el desarrollo de los aromas.
Don Saturnino Salamanca ofrece una amplia gama de jamones ibéricos, cada uno con sus propias características y matices.
Este jamón, procedente de cerdos de pura raza ibérica alimentados exclusivamente con bellotas durante la montanera, es el más exclusivo y apreciado. Su sabor es intenso, complejo y persistente, con notas de frutos secos y hierbas aromáticas.
Este jamón, procedente de cerdos ibéricos alimentados con bellotas y otros recursos naturales de la dehesa, ofrece un sabor igualmente delicioso, aunque ligeramente menos intenso que el 100% ibérico.
Este jamón, procedente de cerdos ibéricos criados en libertad y alimentados con piensos naturales y pastos, ofrece un sabor más suave y equilibrado.
Este jamón, procedente de cerdos ibéricos alimentados con piensos naturales, es una opción más económica, pero sigue ofreciendo un sabor delicioso.
Cortar el jamón es un arte que requiere de habilidad y precisión. Un buen corte realza el sabor y la textura del jamón.
Para cortar el jamón correctamente, se necesita un cuchillo jamonero largo y flexible, un soporte jamonero para sujetar la pieza y un afilador para mantener el filo del cuchillo.
El corte debe ser fino y regular, de manera que cada loncha contenga una proporción equilibrada de carne y grasa. La grasa infiltrada es fundamental para el sabor y la jugosidad del jamón.
Una vez empezado, el jamón debe conservarse en un lugar fresco y seco, cubierto con un paño de algodón o con su propia grasa. Se recomienda consumirlo en un plazo de 15 días para disfrutar de todo su sabor.
El jamón ibérico es un producto versátil que se puede disfrutar solo o acompañado de otros alimentos y bebidas.
Un buen vino es el complemento ideal para el jamón ibérico. Los vinos tintos con cuerpo, como un Ribera del Duero o un Rioja, realzan el sabor del jamón. También se puede maridar con vinos blancos secos o con un Jerez.
El pan, preferiblemente de masa madre, es el acompañamiento perfecto para el jamón ibérico. Su sabor neutro permite apreciar todos los matices del jamón.
El jamón ibérico también se puede acompañar de queso curado, frutas frescas como melón o higos, y frutos secos como almendras o nueces.
Jamones Don Saturnino Salamanca es mucho más que una marca de jamón ibérico. Es un símbolo de tradición, calidad y pasión por un producto excepcional. Su compromiso con la excelencia se refleja en cada etapa del proceso, desde la cría del cerdo ibérico hasta la curación del jamón.
Aunque arraigada en la tradición, Don Saturnino Salamanca no renuncia a la innovación. La empresa invierte en investigación y desarrollo para mejorar sus procesos y ofrecer productos cada vez mejores.
Don Saturnino Salamanca está comprometida con la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. La empresa utiliza prácticas ganaderas sostenibles y reduce su impacto ambiental.
Jamones Don Saturnino Salamanca ofrece una experiencia gastronómica única e inolvidable. Su sabor intenso, complejo y persistente, evoca la dehesa, el cuidado artesanal y la pasión por un producto excepcional. Si buscas un jamón ibérico de calidad superior, Don Saturnino Salamanca es la elección perfecta.
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