La farinata, originaria de la región de Liguria en Italia, es una torta salada elaborada principalmente con harina de garbanzo, agua, aceite de oliva y sal. Su simplicidad es engañosa, ya que es un plato versátil que se presta a infinitas variaciones. Esta versión, enriquecida con jamón y queso, eleva la farinata a un nivel superior, convirtiéndola en un plato principal rápido, fácil y delicioso, perfecto para una comida informal, un aperitivo o incluso una cena ligera.

Orígenes e Historia de la Farinata

La historia de la farinata se remonta a la antigua Roma, donde se preparaba una torta similar llamada "libum". Sin embargo, la farinata tal como la conocemos hoy en día se desarrolló en la región de Liguria, particularmente en las ciudades de Génova y Niza (la cual, históricamente, tiene fuertes lazos con Italia). La leyenda cuenta que la farinata nació accidentalmente cuando una galera genovesa fue atrapada en una tormenta. Un barril de aceite de oliva y un saco de harina de garbanzo se rompieron, mezclándose con el agua salada. La mezcla resultante, dejada secar al sol, se convirtió en una torta tosca pero comestible. Aunque apócrifa, la historia refleja la naturaleza humilde y la resiliencia de este plato.

A lo largo de los siglos, la farinata se ha mantenido como un plato básico en la cocina ligur, apreciado por su sencillez, su asequibilidad y su sabor reconfortante. Se cocina tradicionalmente en hornos de leña en grandes bandejas de cobre, lo que le confiere una textura crujiente en los bordes y suave en el centro.

Ingredientes para una Farinata de Jamón y Queso Perfecta

Para preparar una farinata de jamón y queso deliciosa, necesitarás los siguientes ingredientes:

  • Harina de garbanzo: 250 gramos. Es fundamental utilizar harina de garbanzo de buena calidad para obtener un sabor óptimo. Si es posible, busca harina de garbanzo italiana, ya que suele tener una textura más fina y un sabor más delicado.
  • Agua: 750 ml. El agua debe estar a temperatura ambiente.
  • Aceite de oliva virgen extra: 50 ml + un poco más para engrasar la bandeja. El aceite de oliva es esencial para el sabor y la textura de la farinata. Utiliza un aceite de oliva virgen extra de buena calidad, preferiblemente de Liguria, si lo encuentras.
  • Sal: 10 gramos (aproximadamente 2 cucharaditas). La sal realza el sabor de la farinata. Ajusta la cantidad según tu gusto personal.
  • Pimienta negra recién molida: Una pizca (opcional). La pimienta negra añade un toque de sabor picante.
  • Jamón serrano o prosciutto: 100 gramos, cortado en trozos pequeños o lonchas finas. El jamón aporta un sabor salado y umami a la farinata. Puedes utilizar cualquier tipo de jamón curado que te guste.
  • Queso: 150 gramos, rallado o cortado en cubos pequeños. Mozzarella, provolone, fontina, parmesano o una mezcla de quesos son excelentes opciones. El queso añade cremosidad y sabor a la farinata. Considera usar un queso que se derrita bien y que tenga un sabor pronunciado.
  • Romero fresco: Unas ramitas (opcional). El romero fresco añade un aroma fresco y herbáceo a la farinata.

Preparación Paso a Paso de la Farinata de Jamón y Queso

  1. Preparación de la masa: En un bol grande, mezcla la harina de garbanzo con el agua. Utiliza un batidor de varillas para eliminar cualquier grumo y obtener una mezcla homogénea. Es crucial que no queden grumos, ya que afectarán la textura final de la farinata. Si es necesario, puedes pasar la mezcla por un colador fino.
  2. Reposo de la masa: Cubre el bol con film transparente y deja reposar la masa a temperatura ambiente durante al menos 4 horas, o preferiblemente durante toda la noche. El reposo permite que la harina de garbanzo se hidrate completamente, lo que resulta en una farinata más suave y sabrosa.
  3. Precalentamiento del horno: Precalienta el horno a 220°C (428°F). El horno debe estar muy caliente para que la farinata se cocine correctamente y quede crujiente por fuera.
  4. Preparación de la bandeja: Engrasa generosamente una bandeja redonda de unos 30 cm de diámetro con aceite de oliva. La bandeja debe estar bien engrasada para evitar que la farinata se pegue. Tradicionalmente, se utiliza una bandeja de cobre, pero una bandeja de horno normal también funciona bien.
  5. Mezcla final: Después del reposo, retira la espuma que se haya formado en la superficie de la masa. Añade el aceite de oliva y la sal a la masa y mezcla bien.
  6. Vertido en la bandeja: Vierte la masa en la bandeja preparada. La masa debe tener un grosor de aproximadamente 0,5 cm.
  7. Adición del jamón y el queso: Esparce el jamón y el queso uniformemente sobre la masa. Si utilizas romero fresco, esparce también unas ramitas sobre la farinata.
  8. Horneado: Hornea la farinata durante 20-25 minutos, o hasta que esté dorada y crujiente por los bordes. La farinata debe estar ligeramente dorada en la parte superior y tener una consistencia firme. Vigila la farinata durante el horneado para evitar que se queme.
  9. Enfriamiento y servicio: Retira la farinata del horno y déjala enfriar ligeramente antes de cortarla en porciones y servirla. La farinata se puede servir caliente, tibia o a temperatura ambiente. Es deliciosa sola o acompañada de una ensalada fresca.

Consejos y Trucos para una Farinata Perfecta

  • Calidad de la harina de garbanzo: La calidad de la harina de garbanzo es crucial. Busca harina fina y de un color amarillo pálido. Evita la harina de garbanzo que tenga un color oscuro o un olor rancio.
  • Reposo de la masa: No te saltes el tiempo de reposo. Es esencial para que la harina de garbanzo se hidrate correctamente y para que la farinata tenga una textura suave y cremosa.
  • Temperatura del horno: Asegúrate de que el horno esté bien caliente antes de hornear la farinata. Una temperatura alta es necesaria para que la farinata se cocine rápidamente y quede crujiente por los bordes.
  • Grosor de la masa: No hagas la masa demasiado gruesa. Una farinata demasiado gruesa puede quedar cruda en el centro. Lo ideal es que la masa tenga un grosor de aproximadamente 0,5 cm.
  • Variaciones: No dudes en experimentar con diferentes ingredientes. Puedes añadir verduras como cebolla, calabacín o pimientos a la farinata. También puedes utilizar diferentes tipos de queso o hierbas.
  • Servir: La farinata se puede servir como aperitivo, plato principal o acompañamiento. Es deliciosa sola o acompañada de una ensalada fresca. También puedes servirla con una salsa de tomate o pesto.
  • Conservación: La farinata se conserva bien en el refrigerador durante un par de días. Para recalentarla, puedes usar el horno o una sartén.

Variaciones Creativas de la Farinata

La belleza de la farinata reside en su versatilidad. Aquí te presento algunas ideas para personalizar tu farinata:

  • Farinata con cebolla caramelizada: Sofríe cebolla en rodajas finas a fuego lento hasta que esté caramelizada. Esparce la cebolla caramelizada sobre la masa de la farinata antes de hornearla.
  • Farinata con champiñones y trufa: Saltea champiñones en rodajas con ajo y aceite de oliva. Añade unas gotas de aceite de trufa a la masa de la farinata antes de hornearla. Esparce los champiñones salteados sobre la masa.
  • Farinata con pesto y tomates cherry: Unta la masa de la farinata con pesto. Corta tomates cherry por la mitad y espárcelos sobre la masa.
  • Farinata con aceitunas negras y anchoas: Corta aceitunas negras en rodajas y filetes de anchoa en trozos pequeños. Esparce las aceitunas y las anchoas sobre la masa de la farinata.
  • Farinata dulce: Aunque menos común, la farinata también se puede preparar en versión dulce. Añade azúcar y canela a la masa y hornea la farinata. Puedes servirla con fruta fresca, miel o helado.

Beneficios Nutricionales de la Farinata

La farinata, elaborada principalmente con harina de garbanzo, ofrece varios beneficios nutricionales:

  • Rica en proteínas: La harina de garbanzo es una excelente fuente de proteínas vegetales.
  • Alta en fibra: La fibra ayuda a regular el tránsito intestinal y a mantener la sensación de saciedad.
  • Fuente de minerales: La harina de garbanzo contiene minerales como hierro, magnesio y fósforo.
  • Sin gluten: La farinata es naturalmente libre de gluten, lo que la convierte en una opción apta para personas con intolerancia al gluten o enfermedad celíaca.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la farinata también es relativamente alta en calorías y carbohidratos. Por lo tanto, se debe consumir con moderación como parte de una dieta equilibrada.

Conclusión: Un Plato Sencillo con un Sabor Inolvidable

La farinata de jamón y queso es un plato italiano sencillo pero delicioso que combina la textura crujiente y el sabor ligeramente dulce de la farinata tradicional con la riqueza salada del jamón y el queso. Es una opción perfecta para una comida rápida y fácil, un aperitivo sabroso o una cena ligera. Con su versatilidad y sus beneficios nutricionales, la farinata es un plato que merece un lugar en tu repertorio culinario.

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