Las croquetas son un pilar de la gastronomía española, un bocado crujiente por fuera y cremoso por dentro que evoca recuerdos de infancia y celebraciones familiares. Si bien las croquetas de jamón son las reinas indiscutibles, añadir huevo a la receta aporta una textura y un sabor aún más ricos y complejos. Esta guía completa te enseñará a preparar unas deliciosas croquetas de jamón y huevo caseras, desde la elección de los ingredientes hasta los trucos para lograr una bechamel perfecta y un rebozado impecable.

Ingredientes: La Base de un Éxito Culinario

La calidad de los ingredientes es fundamental para obtener unas croquetas excepcionales. No escatimes en la elección del jamón y opta por un buen jamón ibérico o serrano, que aportará un sabor intenso y característico. Los huevos deben ser frescos, preferiblemente de gallinas camperas, para un color y un sabor más intensos.

  • Jamón Ibérico o Serrano: 200 gramos, picado finamente. Busca un equilibrio entre magro y grasa para un sabor óptimo.
  • Huevos: 3 unidades, cocidos y picados. La cocción ideal es de unos 10 minutos desde que el agua empieza a hervir, para evitar que la yema quede verdosa.
  • Leche Entera: 1 litro. La leche entera aporta más grasa y cremosidad a la bechamel.
  • Harina de Trigo: 120 gramos. Utiliza harina de trigo común, sin levadura.
  • Mantequilla: 80 gramos. La mantequilla añade un sabor y una textura inigualables a la bechamel.
  • Cebolla: 1/2 unidad, picada finamente. La cebolla aporta un toque de sabor suave y aromático.
  • Nuez Moscada: Una pizca, recién rallada. La nuez moscada realza el sabor de la bechamel.
  • Sal: Al gusto. Prueba la bechamel a medida que la cocinas y ajusta la sal según tu preferencia.
  • Pimienta Blanca: Al gusto. La pimienta blanca aporta un toque sutil de picante.
  • Huevo Batido: Para rebozar. Utiliza huevos frescos y bátelos bien para que el rebozado quede uniforme.
  • Pan Rallado: Para rebozar. Puedes utilizar pan rallado fino o grueso, según tu preferencia. El pan rallado panko también funciona muy bien para un rebozado más crujiente.
  • Aceite de Oliva Virgen Extra: Para freír. El aceite de oliva virgen extra es ideal para freír, ya que tiene un punto de humo alto y aporta un sabor delicioso.

Elaboración: Paso a Paso Hacia la Perfección

La clave para unas croquetas deliciosas reside en la elaboración de una bechamel suave y cremosa. Sigue estos pasos con atención y no te saltes ninguno:

  1. Prepara los ingredientes: Pica finamente el jamón y los huevos cocidos. Pica también la cebolla muy pequeña. Ten todos los ingredientes a mano antes de empezar.
  2. Sofríe la cebolla: En una sartén grande, derrite la mantequilla a fuego medio. Añade la cebolla picada y sofríela hasta que esté transparente y blanda, unos 5-7 minutos. Evita que se queme, ya que amargaría la bechamel.
  3. Añade la harina: Incorpora la harina a la sartén y cocínala durante un par de minutos, removiendo constantemente con una cuchara de madera. Esto ayudará a evitar que la bechamel tenga sabor a harina cruda. La mezcla debe formar una pasta (roux).
  4. Vierte la leche: Retira la sartén del fuego y vierte un poco de leche fría sobre la mezcla de harina y mantequilla. Remueve enérgicamente con una varilla para disolver los grumos. Añade el resto de la leche poco a poco, sin dejar de remover, hasta obtener una crema homogénea.
  5. Cocina la bechamel: Vuelve a poner la sartén a fuego medio y cocina la bechamel, removiendo constantemente con la varilla, hasta que espese y se despegue de los lados de la sartén, unos 15-20 minutos. Es importante remover constantemente para evitar que se queme en el fondo.
  6. Añade el jamón y el huevo: Retira la sartén del fuego y añade el jamón picado y el huevo cocido picado a la bechamel. Remueve bien para que se integren de manera uniforme.
  7. Sazona y enfría: Sazona la bechamel con sal, pimienta blanca y nuez moscada al gusto. Prueba la bechamel y ajusta el sazón si es necesario. Vierte la bechamel en una fuente o recipiente ancho, cúbrela con papel film (tocando la superficie para evitar que se forme una costra) y déjala enfriar completamente en la nevera durante al menos 4 horas, o preferiblemente toda la noche.
  8. Forma las croquetas: Una vez que la bechamel esté fría y firme, forma las croquetas con una cuchara o con las manos. Puedes hacerlas del tamaño que prefieras, pero un tamaño de bocado es ideal. Para evitar que la bechamel se pegue a las manos, puedes humedecerlas ligeramente con agua o aceite.
  9. Reboza las croquetas: Pasa cada croqueta por huevo batido y luego por pan rallado, asegurándote de que queden bien cubiertas. Puedes volver a pasar las croquetas por huevo y pan rallado para un rebozado más grueso y crujiente.
  10. Fríe las croquetas: Calienta abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén honda o freidora a fuego medio-alto. Fríe las croquetas en tandas pequeñas, durante unos 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén doradas y crujientes. Es importante no sobrecargar la sartén para que el aceite no se enfríe y las croquetas no queden aceitosas.
  11. Escurre y sirve: Retira las croquetas de la sartén con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Sirve las croquetas calientes y disfruta de su delicioso sabor.

Consejos y Trucos para Croquetas Perfectas

A continuación, te ofrecemos algunos consejos y trucos adicionales para que tus croquetas de jamón y huevo sean un éxito rotundo:

  • La bechamel: La clave para una bechamel perfecta es cocinarla a fuego lento y removerla constantemente. Si te salen grumos, puedes pasar la bechamel por un colador o triturarla con una batidora de mano. Añade la leche poco a poco para evitar que se formen grumos.
  • El enfriamiento: Es fundamental que la bechamel se enfríe completamente antes de formar las croquetas. Esto facilitará el proceso y evitará que las croquetas se deshagan al freírlas.
  • El rebozado: Para un rebozado más crujiente, puedes utilizar pan rallado panko o pasar las croquetas dos veces por huevo y pan rallado. Asegúrate de que las croquetas estén bien cubiertas de huevo y pan rallado para evitar que el aceite entre en el interior.
  • La fritura: La temperatura del aceite es crucial para una fritura perfecta. Si el aceite está demasiado frío, las croquetas absorberán demasiado aceite y quedarán aceitosas. Si el aceite está demasiado caliente, las croquetas se quemarán por fuera y quedarán frías por dentro. La temperatura ideal es de unos 180-190 grados Celsius.
  • Congelar las croquetas: Puedes congelar las croquetas ya rebozadas para tenerlas listas para freír en cualquier momento. Coloca las croquetas en una bandeja y congélalas durante un par de horas hasta que estén sólidas. Luego, transfiérelas a una bolsa de congelación y consérvalas en el congelador hasta por 3 meses. Para freírlas, no es necesario descongelarlas previamente; simplemente fríelas directamente desde el congelador, aumentando ligeramente el tiempo de cocción.
  • Variaciones: Puedes añadir otros ingredientes a la bechamel, como champiñones, pollo desmenuzado, gambas o queso. Experimenta con diferentes sabores y crea tus propias versiones de croquetas.

Más Allá de la Receta: El Arte de la Croqueta

La croqueta es mucho más que una simple receta; es un símbolo de la cocina casera y reconfortante. Cada familia tiene su propia versión, transmitida de generación en generación. Dominar el arte de la croqueta requiere paciencia, práctica y un poco de cariño. Pero el resultado final, unas croquetas crujientes, cremosas y llenas de sabor, bien vale la pena el esfuerzo.

El Origen Humilde de un Manjar Universal

Aunque asociamos las croquetas con la cocina española, su origen se remonta al siglo XVII en Francia. Se dice que fueron inventadas por el cocinero de Luis XIV como una forma de aprovechar los restos de carne y otros ingredientes. Desde entonces, las croquetas se han extendido por todo el mundo, adaptándose a los gustos y los ingredientes locales. En España, las croquetas se han convertido en un plato emblemático, presente en bares, restaurantes y hogares de todo el país.

El Secreto de la Bechamel Perfecta: Una Visión Profunda

La bechamel es la base fundamental de las croquetas. Para lograr una bechamel perfecta, es crucial comprender la ciencia detrás de su elaboración: la proporción entre la harina y la mantequilla (el roux) debe ser equilibrada para asegurar la correcta espesura. La leche debe incorporarse gradualmente y a temperatura ambiente para evitar la formación de grumos. La cocción lenta y constante permite que la harina se cocine completamente y libere su almidón, lo que da como resultado una bechamel suave y cremosa.

La Evolución de la Croqueta: Innovación y Tradición

Si bien la receta tradicional de croquetas de jamón sigue siendo un clásico, la croqueta ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a las nuevas tendencias gastronómicas y a los gustos de los consumidores. Hoy en día, podemos encontrar croquetas de todo tipo de sabores: desde las clásicas de jamón y pollo hasta las más innovadoras de setas, queso azul, bacalao o incluso postres. La croqueta se ha convertido en un lienzo en blanco para la creatividad culinaria.

Conclusión: Un Bocado de Felicidad Casera

Las croquetas de jamón y huevo son un plato delicioso y versátil que puedes disfrutar en cualquier ocasión. Sigue esta receta paso a paso y sorprende a tus amigos y familiares con unas croquetas caseras irresistibles. ¡Buen provecho!

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