Las croquetas de pollo con jamón y queso son un clásico de la cocina española, apreciado por su textura cremosa por dentro y crujiente por fuera․ Esta receta, un bocado exquisito, combina la suavidad del pollo, el sabor intenso del jamón y la cremosidad del queso, creando una explosión de sabores que deleitará a todos․
Ingredientes (aproximadamente 30 croquetas)
- Para el relleno:
- 300g de pechuga de pollo cocida y desmenuzada
- 150g de jamón serrano o ibérico picado en trozos pequeños
- 100g de queso rallado (gruyere, emmental, manchego curado․․․ elige tu favorito)
- 50g de mantequilla
- 50g de harina de trigo
- 500ml de leche entera
- 1/2 cebolla picada finamente
- Nuez moscada rallada al gusto
- Sal y pimienta negra recién molida al gusto
- Aceite de oliva virgen extra
- Para el rebozado:
- 2 huevos batidos
- Pan rallado (preferiblemente panko para un rebozado más crujiente)
- Para freír:
- Aceite de oliva virgen extra o aceite de girasol
Preparación Paso a Paso
1․ Preparación del Relleno (la bechamel cremosa)
- Sofríe la cebolla: En una sartén grande, derrite la mantequilla a fuego medio․ Añade la cebolla picada y sofríe hasta que esté transparente y ligeramente dorada, aproximadamente 5-7 minutos․ Este paso es crucial para un sabor equilibrado․ Una cocción apresurada dejará un gusto amargo․
- Añade la harina: Incorpora la harina a la sartén y remueve constantemente con una varilla durante 2-3 minutos․ Esto creará un roux, la base de la bechamel․ Es importante cocinar bien la harina para evitar que la croqueta tenga sabor a crudo․ Un roux oscuro dará un sabor a nuez pero podría restarle cremosidad․
- Vierte la leche gradualmente: Comienza a verter la leche caliente poco a poco, removiendo continuamente con la varilla para evitar que se formen grumos․ La paciencia es clave aquí․ Si se forman grumos, puedes utilizar una batidora de mano al final para suavizar la bechamel․ Asegúrate de que la leche esté caliente para que se integre mejor con el roux․
- Cocina la bechamel: Continúa cocinando la bechamel a fuego bajo, removiendo constantemente, hasta que espese y tenga una consistencia cremosa․ Esto puede tardar unos 15-20 minutos․ La bechamel debe cubrir la parte posterior de una cuchara y dejar un rastro claro al pasar el dedo․
- Incorpora los ingredientes principales: Retira la sartén del fuego y añade el pollo desmenuzado, el jamón picado y el queso rallado․ Mezcla bien para que todos los ingredientes se integren de manera uniforme․ Asegúrate de que el pollo esté bien desmenuzado para evitar trozos grandes en la croqueta․ El queso debe estar bien distribuido para que cada bocado tenga un toque cremoso․
- Sazona: Sazona con nuez moscada rallada, sal y pimienta negra recién molida al gusto․ Ten en cuenta que el jamón ya es salado, así que prueba la mezcla antes de añadir más sal․ La nuez moscada realza el sabor de la bechamel y le da un toque aromático․
- Enfría la masa: Vierte la masa de las croquetas en una fuente poco profunda, extiéndela uniformemente y cúbrela con film transparente, asegurándote de que el film esté en contacto directo con la superficie de la masa para evitar que se forme una costra․ Deja enfriar completamente a temperatura ambiente y luego refrigera durante al menos 4 horas, o preferiblemente toda la noche․ Este paso es fundamental para que la masa se endurezca y sea fácil de manejar․
2․ Formado y Rebozado de las Croquetas
- Forma las croquetas: Saca la masa del frigorífico y utiliza una cuchara o una manga pastelera para formar las croquetas․ Puedes hacerlas del tamaño y la forma que prefieras: redondas, ovaladas, alargadas․․․ Si la masa está demasiado pegajosa, puedes humedecer tus manos con un poco de agua o aceite․ Intenta que todas las croquetas tengan un tamaño similar para que se cocinen de manera uniforme․
- Reboza las croquetas: Prepara tres platos: uno con harina, otro con los huevos batidos y otro con el pan rallado․ Pasa cada croqueta primero por harina, asegurándote de cubrirla completamente․ Luego, sumérgela en el huevo batido, escurriendo el exceso․ Finalmente, cúbrela con pan rallado, presionando ligeramente para que se adhiera bien․ Un doble rebozado (harina-huevo-pan rallado-huevo-pan rallado) dará como resultado una croqueta aún más crujiente․
3․ Fritura de las Croquetas
- Calienta el aceite: Vierte abundante aceite en una sartén profunda o freidora y caliéntalo a fuego medio-alto (aproximadamente 180°C)․ La temperatura del aceite es crucial para que las croquetas se cocinen de manera uniforme y queden crujientes por fuera y cremosas por dentro․ Si el aceite no está lo suficientemente caliente, las croquetas absorberán demasiado aceite y quedarán grasientas․ Si está demasiado caliente, se quemarán por fuera y quedarán frías por dentro․
- Fríe las croquetas: Fríe las croquetas en tandas, sin sobrecargar la sartén, hasta que estén doradas y crujientes por todos lados, aproximadamente 2-3 minutos por tanda․ Remueve las croquetas ocasionalmente para que se doren de manera uniforme․ No amontones las croquetas en la sartén, ya que esto bajará la temperatura del aceite y las croquetas no se freirán correctamente․
- Escurre el exceso de aceite: Retira las croquetas con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite․ Sirve las croquetas inmediatamente, mientras estén calientes y crujientes․
Consejos y Trucos para Croquetas Perfectas
- La calidad de los ingredientes: Utiliza ingredientes de buena calidad para obtener el mejor sabor․ Un buen jamón ibérico marcará la diferencia․
- La bechamel perfecta: La bechamel debe ser cremosa y suave, sin grumos․ Remueve constantemente durante la cocción y utiliza leche caliente․
- El enfriamiento: Enfría la masa completamente antes de formar las croquetas․ Esto facilitará el manejo y evitará que se deshagan al freír․
- El rebozado: Asegúrate de que las croquetas estén bien rebozadas para que queden crujientes․ Un doble rebozado es una excelente opción․
- La temperatura del aceite: Mantén la temperatura del aceite constante durante la fritura․ Si el aceite se enfría demasiado, las croquetas absorberán grasa․
- Congelar las croquetas: Puedes congelar las croquetas ya formadas y rebozadas antes de freírlas․ Congélalas en una sola capa sobre una bandeja y luego transfiérelas a una bolsa o recipiente hermético․ Fríelas directamente congeladas, añadiendo unos minutos más de cocción․
- Variaciones: Experimenta con diferentes tipos de queso, como queso azul, parmesano o incluso un toque de queso de cabra; También puedes añadir otros ingredientes al relleno, como champiñones salteados, pimientos rojos asados o espinacas․
- Servir: Sirve las croquetas calientes como aperitivo, tapa o plato principal․ Acompáñalas con una ensalada fresca, una salsa alioli o una salsa brava․
- El pollo: Utiliza pollo asado sobrante o pechugas cocidas al vapor para ahorrar tiempo․ Desmenuza el pollo finamente para que se integre bien en la bechamel․
- El pan rallado: El panko es un tipo de pan rallado japonés que ofrece un rebozado más crujiente y ligero que el pan rallado tradicional․ Si no encuentras panko, puedes utilizar pan rallado normal, pero asegúrate de que sea de buena calidad․
Variaciones de la Receta
- Croquetas sin gluten: Utiliza harina sin gluten para la bechamel y pan rallado sin gluten para el rebozado․
- Croquetas vegetarianas: Sustituye el pollo y el jamón por champiñones salteados, espinacas, pimientos asados u otras verduras de tu elección․
- Croquetas de bacalao: Sustituye el pollo por bacalao desalado y desmigado․
- Croquetas de gambas: Sustituye el pollo por gambas peladas y picadas․
Conclusión
Las croquetas de pollo con jamón y queso son un bocado delicioso y versátil que puedes disfrutar en cualquier ocasión․ Con esta receta detallada y estos consejos, podrás preparar unas croquetas perfectas, cremosas por dentro y crujientes por fuera, que deleitarán a todos tus invitados․ ¡Anímate a prepararlas y disfruta de este clásico de la cocina española!
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