La tortilla de patatas, un pilar fundamental de la gastronomía española, se presta a infinitas variaciones. Esta receta eleva el plato tradicional, añadiendo un corazón de jamón y queso fundido que lo convierte en una experiencia culinaria aún más satisfactoria. A continuación, exploraremos la preparación de esta delicia, desde los ingredientes esenciales hasta los consejos para lograr la tortilla perfecta.
Comenzamos pelando las patatas y la cebolla. Cortamos las patatas en láminas finas, de aproximadamente 3-4 mm de grosor. La cebolla la picamos en juliana fina. Es fundamental que las patatas estén cortadas de manera uniforme para asegurar una cocción homogénea.
En una sartén grande, calentamos abundante aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Añadimos las patatas y la cebolla. Es importante que el aceite no esté demasiado caliente para evitar que las patatas se doren demasiado rápido y queden crudas por dentro. El objetivo es confitar las patatas, no freírlas. Deben cocinarse lentamente, hasta que estén tiernas y ligeramente doradas. Este proceso puede llevar entre 20 y 30 minutos, dependiendo de la cantidad de patatas y la potencia del fuego. Removemos ocasionalmente para evitar que se peguen al fondo de la sartén.
Consideraciones importantes: La cantidad de aceite es crucial. Debe ser suficiente para cubrir las patatas casi por completo. Si el aceite no está lo suficientemente caliente, las patatas absorberán demasiado aceite y quedarán blandas. Si está demasiado caliente, se quemarán por fuera y quedarán crudas por dentro. La paciencia es clave en este paso. No apresurarse y mantener el fuego a una temperatura moderada garantizará un resultado óptimo.
Una vez que las patatas y la cebolla estén tiernas y ligeramente doradas, las retiramos de la sartén con una espumadera y las colocamos en un colador grande o sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Es importante eliminar la mayor cantidad de aceite posible para evitar que la tortilla quede grasienta.
En un bol grande, batimos los huevos con una pizca de sal y pimienta negra (opcional). No es necesario batir los huevos en exceso, simplemente hasta que estén bien integrados. Un batido excesivo puede hacer que la tortilla quede dura.
Añadimos las patatas y la cebolla escurridas al bol con los huevos batidos. Mezclamos suavemente para que las patatas queden bien impregnadas con el huevo. Dejamos reposar la mezcla durante unos minutos para que las patatas absorban el sabor del huevo. Este paso es importante para que la tortilla quede jugosa.
Consejo: Algunos cocineros prefieren añadir un poco del aceite de confitar las patatas a la mezcla de huevo y patata para darle un sabor más intenso. Sin embargo, es importante no añadir demasiado aceite para evitar que la tortilla quede grasienta.
En la misma sartén donde hemos confitado las patatas, calentamos una cucharada de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Vertemos la mitad de la mezcla de patatas y huevo en la sartén. Cocinamos a fuego lento durante unos minutos, hasta que la tortilla empiece a cuajar por los bordes. Con una espátula, despegamos los bordes de la tortilla para evitar que se peguen a la sartén.
Cubrimos la superficie de la tortilla con las lonchas de jamón serrano y el queso rallado o en trozos pequeños. Asegurarse de que el relleno esté distribuido uniformemente para que cada bocado sea delicioso.
Vertemos la mezcla restante de patatas y huevo sobre el relleno de jamón y queso. Con una espátula, nivelamos la superficie de la tortilla.
Cocinamos la tortilla a fuego lento durante unos minutos más, hasta que esté casi cuajada por la parte superior. Para voltear la tortilla, colocamos un plato grande sobre la sartén y, con cuidado, damos la vuelta a la tortilla. Deslizamos la tortilla de nuevo a la sartén, con la parte cruda hacia abajo. Cocinamos durante unos minutos más, hasta que esté dorada por ambos lados y completamente cuajada por dentro.
El Volteo Perfecto: El volteo es quizás el momento más crítico en la preparación de la tortilla. Es importante utilizar un plato que sea ligeramente más grande que la sartén. Al dar la vuelta, sujetamos firmemente el plato contra la sartén y volteamos rápidamente. Si la tortilla no se desliza fácilmente del plato a la sartén, podemos utilizar una espátula para ayudar a despegarla.
Una vez que la tortilla esté cocinada, la retiramos de la sartén y la colocamos sobre un plato. Dejamos reposar la tortilla durante unos minutos antes de cortarla y servirla. El reposo permite que los sabores se asienten y que la tortilla se compacte un poco, lo que facilita el corte y la presentación.
La tortilla de patatas rellena de jamón y queso es una deliciosa variación del clásico español. Con esta receta detallada y los consejos proporcionados, podrás preparar una tortilla perfecta que sorprenderá a tus invitados. La clave está en la paciencia, la atención al detalle y la elección de ingredientes de calidad. ¡Disfruta de esta explosión de sabores!