Aprovechar al máximo cada parte del jamón es un arte culinario que va más allá del simple disfrute de las lonchas. La corteza, a menudo desechada, puede transformarse en un manjar crujiente y lleno de sabor: los torreznos de corteza de jamón. Esta receta no solo es una muestra de economía doméstica, sino también una oportunidad para experimentar con texturas y sabores intensos. A continuación, exploraremos en detalle cómo preparar estos deliciosos bocados, desde la selección de la corteza hasta los trucos para lograr la perfección crujiente.
El primer paso, y quizás el más crucial, es la selección de la corteza. No todas las cortezas son iguales. La calidad del jamón del que proviene la corteza influirá directamente en el sabor final de los torreznos. Prioriza cortezas de jamones ibéricos o de bellota, ya que su grasa infiltrada aportará un sabor y una textura superiores. Busca cortezas gruesas, con una buena capa de grasa adherida, pero sin excesiva sal.
Una vez seleccionada la corteza, procede a limpiarla. Elimina cualquier resto de moho superficial (que suele ser normal) raspando con un cuchillo. Luego, lava la corteza bajo agua fría para eliminar impurezas y el exceso de sal; Este paso es fundamental, ya que un exceso de sal arruinará el sabor final de los torreznos.
Después del lavado, seca bien la corteza con papel de cocina. La humedad es enemiga de la fritura crujiente. Asegúrate de que esté completamente seca antes de continuar.
El corte de la corteza influirá en la textura y el tiempo de cocción. Existen dos opciones principales:
Independientemente del corte elegido, es importante que todos los trozos tengan un tamaño similar para asegurar una cocción uniforme.
La fritura es el corazón de la receta; Aquí es donde la magia ocurre y la corteza se transforma en un torrezno crujiente y delicioso. El proceso se divide en dos etapas:
En una sartén honda o cacerola, añade abundante aceite de oliva virgen extra. La cantidad de aceite debe ser suficiente para cubrir completamente los trozos de corteza. Calienta el aceite a fuego medio-bajo (aproximadamente 120-130°C). Esta primera fritura, a baja temperatura, tiene como objetivo confitar la grasa de la corteza, ablandándola y preparándola para la segunda fritura.
Añade los trozos de corteza al aceite caliente y cocina durante unos 20-30 minutos, o hasta que la corteza esté tierna y la grasa se haya derretido en gran parte. Observarás cómo la corteza se encoge y se vuelve translúcida. Es importante no subir la temperatura durante esta etapa, ya que la corteza se quemaría por fuera sin ablandarse por dentro.
Una vez que la corteza esté tierna, retírala del aceite y escúrrela sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa. Aumenta la temperatura del aceite a fuego medio-alto (aproximadamente 180-190°C). Esta segunda fritura, a mayor temperatura, es la que le dará a los torreznos su característica textura crujiente.
Vuelve a añadir los trozos de corteza al aceite caliente y cocina durante unos 2-3 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes. Observarás cómo la corteza se infla y se forman burbujas. Ten cuidado de no quemarlos. Retira los torreznos del aceite y escúrrelos inmediatamente sobre papel de cocina.
Una vez fritos y escurridos, sazona los torreznos con sal gruesa al gusto. También puedes añadir pimentón dulce o picante para darles un toque extra de sabor.
Los torreznos de corteza de jamón se disfrutan mejor recién hechos, cuando están aún calientes y crujientes. Son un aperitivo perfecto para acompañar una cerveza fría o un vino tinto. También se pueden utilizar como ingrediente en otras preparaciones culinarias, como sopas, guisos o ensaladas.
Si bien los torreznos de corteza de jamón son un manjar delicioso, es importante consumirlos con moderación. Son ricos en grasas saturadas y sodio, por lo que su consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud cardiovascular. Opta por utilizar aceite de oliva virgen extra para la fritura, ya que es una grasa más saludable. Además, intenta equilibrar su consumo con una dieta variada y equilibrada, rica en frutas, verduras y cereales integrales.
Los torreznos de corteza de jamón son un ejemplo perfecto de cómo aprovechar al máximo los ingredientes y transformar algo que podría considerarse un desecho en un bocado delicioso y crujiente. Esta receta, arraigada en la tradición culinaria española, ofrece infinitas posibilidades de experimentación y personalización. Desde la selección de la corteza hasta el sazonamiento final, cada paso del proceso influye en el sabor y la textura final de los torreznos. Anímate a probar esta receta y descubre por ti mismo el placer de convertir la corteza del jamón en un manjar irresistible.
No. Se recomienda usar corteza de jamones ibéricos o de bellota para obtener un mejor sabor debido a la grasa infiltrada. Evita cortezas muy saladas o con poco grosor.
Sí. Lavar la corteza ayuda a eliminar impurezas y el exceso de sal, lo cual es crucial para el sabor final.
La primera fritura debe ser a fuego medio-bajo (120-130°C) durante 20-30 minutos. La segunda fritura debe ser a fuego medio-alto (180-190°C) durante 2-3 minutos.
Sí, puedes congelar la corteza para conservarla por más tiempo.
Sí, puedes hornear la corteza a 200°C durante 15-20 minutos hasta que esté dorada y crujiente. Aunque el resultado será ligeramente diferente, es una opción más saludable.
El aceite de oliva virgen extra es la mejor opción, ya que aporta sabor y es más saludable.
Lava bien la corteza antes de freírla y no añadas sal adicional hasta después de la fritura, probando primero el nivel de salinidad.
Asegúrate de que la corteza esté completamente seca antes de freírla y de que la segunda fritura se realice a la temperatura adecuada (180-190°C).
Sí, puedes añadir sal gruesa, pimentón dulce o picante, hierbas aromáticas como romero o tomillo, o incluso ajo en polvo para darles un toque extra de sabor.
Los torreznos se disfrutan mejor recién hechos, pero se pueden conservar en un recipiente hermético a temperatura ambiente durante 1-2 días. Con el tiempo perderán su crujientez.
tags: #Jamon