Preparar pizza casera de jamón y queso es una experiencia culinaria gratificante y sorprendentemente sencilla. Desde la satisfacción de amasar la masa hasta el aroma irresistible que inunda la cocina mientras se hornea, cada paso es un deleite. Esta guía detallada te mostrará cómo crear una pizza que rivalice con tus pizzerías favoritas, adaptada a tus gustos y con ingredientes frescos y de calidad.

Ingredientes: La Clave del Éxito

La calidad de los ingredientes es fundamental para una pizza deliciosa. No escatimemos en la selección del queso, el jamón y, sobre todo, la harina.

Para la Masa:

  • Harina de trigo: 500 gramos (preferiblemente harina de fuerza, W220-W350, para una masa más elástica y fácil de trabajar, aunque la harina común también funciona). Si usas harina integral, reduce la cantidad inicial en un 10% y añade más agua si es necesario.
  • Agua tibia: 325 ml (la temperatura ideal es entre 35-40°C para activar la levadura).
  • Levadura fresca: 15 gramos (o 5 gramos de levadura seca activa). Si usas levadura seca, disuélvela en un poco de agua tibia con una cucharadita de azúcar y déjala reposar durante 5-10 minutos hasta que espume antes de añadirla a la harina.
  • Sal: 10 gramos. La sal regula la fermentación de la levadura y da sabor a la masa. Añádela siempre después de la levadura para no inhibir su acción.
  • Aceite de oliva virgen extra: 2 cucharadas. El aceite aporta sabor, elasticidad y ayuda a que la masa no se seque durante el horneado.

Para la Salsa de Tomate:

  • Tomates triturados: 400 gramos (elige una marca de buena calidad, preferiblemente tomates italianos).
  • Ajo: 2 dientes, picados finamente.
  • Orégano seco: 1 cucharadita.
  • Albahaca fresca: Unas hojas, picadas (opcional).
  • Aceite de oliva virgen extra: 2 cucharadas.
  • Sal y pimienta negra recién molida: Al gusto.
  • Azúcar: 1/2 cucharadita (para equilibrar la acidez del tomate, especialmente si no son de temporada).

Para el Relleno:

  • Queso mozzarella: 250 gramos, rallado o cortado en dados pequeños (la mozzarella fresca, aunque más cara, ofrece un sabor y textura superiores).
  • Jamón cocido: 200 gramos, en lonchas o taquitos (puedes usar jamón serrano si prefieres un sabor más intenso, pero ten en cuenta que puede resultar más salado).
  • Aceitunas negras: Unas pocas, sin hueso y cortadas en rodajas (opcional).
  • Champiñones laminados: 100 gramos (opcional). Saltearlos previamente en una sartén con un poco de ajo y aceite de oliva para evitar que suelten agua durante el horneado.

Preparación de la Masa: El Arte de la Paciencia

La elaboración de la masa requiere tiempo y dedicación, pero el resultado final vale la pena. La clave es la paciencia y respetar los tiempos de fermentación.

  1. Activación de la levadura (si usas levadura seca): Disuelve la levadura seca en agua tibia con una cucharadita de azúcar. Deja reposar durante 5-10 minutos hasta que espume. Si usas levadura fresca, desmenúzala directamente en la harina.
  2. Mezcla de ingredientes: En un bol grande, mezcla la harina y la sal. Crea un hueco en el centro y añade la levadura activada (o la levadura fresca desmenuzada), el agua tibia y el aceite de oliva.
  3. Amasado: Comienza a mezclar los ingredientes con una cuchara de madera o con las manos hasta que se forme una masa pegajosa. Luego, transfiere la masa a una superficie ligeramente enharinada y comienza a amasar.
  4. Amasado a mano (opcional): Amasa durante unos 10-15 minutos, hasta que la masa esté suave, elástica y ya no se pegue a la superficie. La técnica correcta consiste en estirar la masa, doblarla sobre sí misma y girarla; Si tienes una amasadora, puedes usarla durante unos 8-10 minutos a velocidad media.
  5. Primer levado: Forma una bola con la masa y colócala en un bol ligeramente engrasado con aceite de oliva. Cubre el bol con un paño húmedo o film transparente y déjalo reposar en un lugar cálido y sin corrientes de aire durante al menos 1 hora (o hasta que duplique su tamaño). Cuanto más tiempo repose, mejor será el sabor y la textura de la masa. Un levado lento en la nevera durante 24-48 horas mejora significativamente el sabor y la digestibilidad de la masa.
  6. Desgasificación: Una vez que la masa haya levado, golpéala suavemente para desgasificarla (eliminar el aire).
  7. Segundo levado (opcional): Divide la masa en porciones (dependiendo del tamaño de las pizzas que quieras hacer) y forma bolas individuales. Coloca las bolas en un recipiente engrasado, cúbrelas y déjalas reposar durante otros 30 minutos para que se relajen y sean más fáciles de estirar. Este proceso puede omitirse si se va a hornear inmediatamente.

Preparación de la Salsa de Tomate: Sencillez con Sabor

Una salsa de tomate casera marca la diferencia entre una pizza mediocre y una pizza excepcional. Es rápida y fácil de preparar.

  1. Sofrito: En una sartén, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Añade el ajo picado y sofríe durante unos segundos, hasta que esté fragante pero sin que se queme.
  2. Tomate: Añade los tomates triturados, el orégano, la albahaca (si la usas), la sal, la pimienta y el azúcar.
  3. Cocción: Cocina la salsa a fuego bajo durante unos 15-20 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que espese ligeramente y los sabores se hayan mezclado. Prueba y ajusta la sazón si es necesario.
  4. Enfriamiento: Deja que la salsa se enfríe un poco antes de usarla.

Montaje y Horneado de la Pizza: El Momento Culminante

Este es el paso final, donde la magia ocurre y la pizza toma forma.

  1. Precalentamiento del horno: Precalienta el horno a la temperatura más alta posible (generalmente 250-300°C) con la piedra para pizza (si tienes una) en su interior. Si no tienes piedra para pizza, puedes usar una bandeja para hornear. El precalentamiento es crucial para obtener una base crujiente.
  2. Estirado de la masa: Sobre una superficie ligeramente enharinada, estira la masa con un rodillo o con las manos hasta obtener la forma y el grosor deseados. Si usas las manos, comienza presionando el centro de la masa y luego estirándola hacia los bordes, dejando un borde ligeramente más grueso para formar la corteza.
  3. Traslado de la masa (opcional): Si has usado una piedra para pizza, transfiere la masa estirada a una pala de pizza previamente enharinada o cubierta con papel de horno. Esto facilitará el traslado al horno.
  4. Extensión de la salsa: Extiende una capa uniforme de salsa de tomate sobre la masa, dejando un borde libre para la corteza.
  5. Añadir el queso: Espolvorea el queso mozzarella rallado o en dados sobre la salsa.
  6. Añadir el jamón: Distribuye las lonchas o taquitos de jamón sobre el queso.
  7. Añadir los ingredientes opcionales: Si usas aceitunas o champiñones, distribúyelos sobre la pizza. Otros ingredientes populares incluyen pimientos, cebolla, pepperoni, y piña (aunque esta última es controvertida).
  8. Horneado: Desliza la pizza sobre la piedra para pizza precalentada (o coloca la bandeja para hornear con la pizza en el horno).
  9. Tiempo de horneado: Hornea durante unos 10-15 minutos, o hasta que la corteza esté dorada y el queso esté derretido y burbujeante. El tiempo exacto dependerá de la temperatura de tu horno y del grosor de la masa.
  10. Servir: Retira la pizza del horno y déjala reposar durante unos minutos antes de cortarla en porciones y servir. Puedes añadir unas hojas de albahaca fresca por encima para darle un toque de frescura.

Consejos y Trucos para una Pizza Perfecta

  • Experimenta con la harina: Prueba diferentes tipos de harina para encontrar la que mejor se adapte a tus gustos. La harina de fuerza (harina con alto contenido de gluten) produce una masa más elástica y fácil de trabajar, mientras que la harina de trigo integral le da a la pizza un sabor más rústico.
  • No tengas miedo de añadir otros ingredientes: La pizza es una base perfecta para experimentar con diferentes sabores y combinaciones. Prueba a añadir verduras asadas, diferentes tipos de queso, hierbas frescas o incluso un toque picante con unas rodajas de jalapeño.
  • Usa una piedra para pizza: Una piedra para pizza ayuda a que la base de la pizza quede más crujiente y cocida de manera uniforme. Si no tienes una piedra para pizza, puedes usar una bandeja para hornear o una plancha de hierro fundido precalentada.
  • Precalienta el horno al máximo: Una temperatura alta es esencial para obtener una pizza con una base crujiente y un queso derretido y burbujeante.
  • No sobrecargues la pizza con ingredientes: Demasiados ingredientes pueden hacer que la base de la pizza quede blanda y que sea difícil de hornear correctamente.
  • Sé creativo con la salsa: Además de la salsa de tomate tradicional, puedes probar a usar pesto, salsa barbacoa o incluso una base de aceite de oliva con ajo y hierbas.
  • La fermentación lenta es clave: Una fermentación lenta en la nevera durante 24-48 horas mejora significativamente el sabor y la digestibilidad de la masa. Este proceso permite que las enzimas de la levadura descompongan los almidones de la harina, lo que resulta en una masa más sabrosa y fácil de digerir.
  • Elige un buen queso: La mozzarella es el queso tradicional para la pizza, pero puedes probar a usar otros quesos como provolone, fontina o incluso queso de cabra.
  • No te rindas: La práctica hace al maestro. No te desanimes si tu primera pizza no es perfecta. Sigue experimentando y ajustando la receta hasta que encuentres la que mejor se adapte a tus gustos.

Variaciones de la Pizza de Jamón y Queso

La pizza de jamón y queso es una base versátil que se puede adaptar a diferentes gustos y preferencias. Aquí tienes algunas ideas para variar la receta:

  • Pizza de jamón y queso con champiñones: Añade champiñones laminados a la pizza para darle un toque terroso y sabroso. Saltea los champiñones previamente en una sartén con un poco de ajo y aceite de oliva para evitar que suelten agua durante el horneado.
  • Pizza de jamón y queso con aceitunas: Añade aceitunas negras o verdes a la pizza para darle un toque salado y mediterráneo.
  • Pizza de jamón y queso con cebolla: Añade cebolla cortada en juliana a la pizza para darle un toque dulce y crujiente. Carameliza la cebolla previamente en una sartén con un poco de aceite de oliva y azúcar para intensificar su sabor.
  • Pizza de jamón y queso con pimientos: Añade pimientos cortados en tiras a la pizza para darle un toque dulce y colorido. Asa los pimientos previamente en el horno o a la parrilla para intensificar su sabor.
  • Pizza de jamón y queso con piña (Pizza Hawaiana): Aunque controvertida, la combinación de jamón y piña es popular entre muchos. Añade trozos de piña a la pizza para darle un toque dulce y tropical.
  • Pizza de jamón y queso con huevo: Rompe un huevo sobre la pizza unos minutos antes de que esté lista para añadirle un toque cremoso y nutritivo.
  • Pizza de jamón y queso con rúcula: Añade rúcula fresca a la pizza después de hornearla para darle un toque picante y refrescante.
  • Pizza de jamón y queso con diferentes tipos de queso: Experimenta con diferentes tipos de queso, como provolone, fontina, queso de cabra o incluso queso azul, para darle a la pizza un sabor único.

Conclusión: Disfruta del Proceso y del Resultado

Hacer pizza casera es una experiencia gratificante que te permite controlar los ingredientes y adaptar la receta a tus gustos. No tengas miedo de experimentar y probar diferentes combinaciones. Lo más importante es disfrutar del proceso y del resultado: una deliciosa pizza casera para compartir con amigos y familiares.

Recuerda que la perfección se alcanza con la práctica. Cada pizza que hagas será una oportunidad para aprender y mejorar. ¡Buen provecho!

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