Las albóndigas de bacalao son un plato tradicional y delicioso‚ perfecto para disfrutar en cualquier época del año‚ especialmente durante la Cuaresma o la Semana Santa. Esta receta casera te guiará paso a paso para crear unas albóndigas jugosas‚ sabrosas y con una textura irresistible. Olvídate de las versiones industriales y descubre el placer de hacer tus propias albóndigas desde cero.
El desalado es el paso más importante. La cantidad de tiempo necesaria para desalar el bacalao depende de su grosor y del nivel de salinidad. Generalmente‚ se recomienda:
Atención: Si usas bacalao ya desalado‚ asegúrate de que sea de buena calidad y que no esté demasiado seco.
Lava y pela las patatas. Córtalas en trozos medianos y cuécelas en agua con sal hasta que estén blandas. Escúrrelas bien y déjalas enfriar ligeramente.
Alternativa: Puedes cocer las patatas al vapor para que no absorban tanta agua.
Una vez desalado‚ cocina el bacalao. Puedes hacerlo de varias maneras:
Una vez cocido‚ desmenuza el bacalao con cuidado‚ eliminando cualquier espina o piel que pueda quedar.
En un bol grande‚ machaca las patatas cocidas hasta obtener un puré suave. Añade el bacalao desmenuzado‚ el ajo picado‚ el perejil fresco‚ el huevo‚ sal y pimienta al gusto (cuidado con la sal‚ recuerda que el bacalao ya tiene). Mezcla bien todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea.
Consejo: Si la masa está demasiado blanda‚ añade un poco de pan rallado para darle consistencia. Si está demasiado seca‚ añade un poco de aceite de oliva o un chorrito de leche.
Con las manos ligeramente humedecidas‚ toma porciones de la masa y forma pequeñas albóndigas. El tamaño ideal es similar al de una nuez grande.
Pasa cada albóndiga por pan rallado‚ asegurándote de que queden bien cubiertas. Si lo deseas‚ puedes pasar las albóndigas primero por harina y luego por huevo batido antes de rebozarlas en pan rallado para un rebozado más consistente.
Consejo: Presiona ligeramente el pan rallado sobre las albóndigas para que se adhiera bien.
Calienta abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén profunda a fuego medio. Fríe las albóndigas en lotes pequeños‚ asegurándote de que no se amontonen en la sartén. Cocina hasta que estén doradas por todos lados. Es importante que el aceite no esté demasiado caliente para que las albóndigas se cocinen por dentro y no se quemen por fuera.
Retira las albóndigas de la sartén con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Sirve las albóndigas de bacalao calientes. Puedes acompañarlas con:
Asegúrate de que la masa tenga la consistencia adecuada. Si está demasiado blanda‚ añade más pan rallado. También es importante que el aceite esté caliente‚ pero no demasiado‚ y que no amontones las albóndigas en la sartén.
Sí‚ puedes usar bacalao fresco‚ pero tendrás que añadir sal a la masa para darle sabor. Ajusta la cantidad de sal según tu gusto.
Sí‚ puedes usar otros pescados blancos como merluza‚ rape o abadejo. El sabor será diferente‚ pero el resultado seguirá siendo delicioso.
Hornea las albóndigas en lugar de freírlas. También puedes usar menos patata y más pescado en la masa.
Las albóndigas de bacalao caseras son un plato sencillo y delicioso que puedes adaptar a tu gusto personal. Con esta receta‚ podrás disfrutar de un plato tradicional con un toque casero y auténtico. ¡Anímate a prepararlas y sorprende a tus familiares y amigos con este manjar!
Recuerda que la clave para unas albóndigas perfectas reside en la calidad de los ingredientes y en seguir los pasos con atención. ¡Buen provecho!
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