Las albóndigas rellenas con queso son una explosión de sabor que combina la jugosidad de la carne con la cremosidad del queso fundido en su interior. Esta receta, aunque parece elaborada, es sorprendentemente fácil de preparar y se convierte en un éxito rotundo en cualquier comida o cena. Olvídate de las albóndigas tradicionales y descubre una nueva dimensión de este plato clásico.
En un bol grande, mezcla la carne picada, el huevo, el pan rallado, la leche, el ajo picado y el perejil. Sazona con sal y pimienta al gusto. Es crucial no excederse con la sal, ya que el queso también aportará su propio sabor salado. Amasa bien con las manos hasta que todos los ingredientes estén perfectamente integrados. Este proceso es vital para asegurar que las albóndigas tengan una textura uniforme y no se desmoronen durante la cocción.
Truco: Si la mezcla está demasiado seca, añade un poco más de leche. Si está demasiado húmeda, añade un poco más de pan rallado. La consistencia ideal debe permitir formar las albóndigas sin que se peguen a las manos.
Toma porciones de la mezcla de carne (aproximadamente del tamaño de una nuez grande). Aplana cada porción en la palma de tu mano y coloca un cubito de queso en el centro. Cierra la carne alrededor del queso, formando una bola. Asegúrate de que el queso esté completamente sellado dentro de la carne para evitar que se derrita y se salga durante la cocción. Repite este proceso hasta terminar con toda la mezcla de carne.
Importante: Asegúrate de que no haya grietas o aberturas en la superficie de las albóndigas. Esto evitará que el queso se escape durante la cocción.
En una sartén grande, calienta un poco de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Sella las albóndigas por todos los lados hasta que estén doradas. Este paso es importante para sellar los jugos de la carne y darle a las albóndigas un sabor más intenso. Retira las albóndigas de la sartén y reserva.
Alternativa: Si prefieres una opción más ligera, puedes hornear las albóndigas en lugar de freírlas. Colócalas en una bandeja para hornear cubierta con papel de hornear y hornéalas a 180°C (350°F) durante unos 20-25 minutos, o hasta que estén doradas y cocidas por dentro.
En la misma sartén donde sellaste las albóndigas, añade un poco más de aceite de oliva si es necesario. Sofríe la cebolla picada hasta que esté transparente. Añade el ajo picado y cocina por un minuto más, hasta que desprenda su aroma. Vierte el tomate triturado, añade el orégano, el azúcar, la sal y la pimienta. Si deseas, añade un chorrito de vino tinto para darle un toque más sofisticado. Cocina a fuego lento durante unos 15-20 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que la salsa se haya espesado ligeramente.
Variaciones: Puedes personalizar la salsa a tu gusto añadiendo otros ingredientes como pimiento rojo picado, champiñones laminados o aceitunas negras.
Añade las albóndigas selladas a la salsa. Asegúrate de que estén bien cubiertas por la salsa. Cocina a fuego lento durante unos 15-20 minutos, o hasta que las albóndigas estén completamente cocidas por dentro y el queso esté derretido y cremoso. Remueve ocasionalmente para evitar que las albóndigas se peguen al fondo de la sartén.
Consejo profesional: Si la salsa se espesa demasiado durante la cocción, añade un poco de agua o caldo de carne para diluirla.
Sirve las albóndigas rellenas con queso calientes, acompañadas de tu guarnición favorita. Puré de patatas, arroz blanco, pasta o una ensalada fresca son opciones excelentes. Espolvorea un poco de perejil fresco picado por encima para decorar y realzar el sabor.
Esta receta funciona porque combina ingredientes sencillos y sabrosos de una manera que crea una explosión de sabor en cada bocado. La jugosidad de la carne, la cremosidad del queso fundido y la riqueza de la salsa (si la utilizas) se complementan a la perfección. Además, la receta es fácil de seguir y se puede adaptar a tus gustos personales añadiendo o sustituyendo ingredientes.
Las albóndigas rellenas con queso son un plato sabroso pero también pueden ser alto en calorías y grasas, dependiendo de la cantidad de queso y aceite que utilices. Para una opción más saludable, puedes utilizar carne picada magra, reducir la cantidad de queso y hornear las albóndigas en lugar de freírlas. Acompaña las albóndigas con una ensalada grande o verduras al vapor para equilibrar la comida.
Alternativas para personas con restricciones alimentarias:
La elaboración de albóndigas perfectas implica una serie de procesos fisicoquímicos que influyen en su textura, sabor y apariencia. Entender estos procesos puede ayudarte a mejorar tus habilidades culinarias y a crear albóndigas aún más deliciosas.
Las albóndigas rellenas con queso son un plato versátil que se puede disfrutar en cualquier ocasión. Desde una comida familiar informal hasta una cena elegante, estas albóndigas siempre son un éxito. Con esta receta fácil y deliciosa, podrás impresionar a tus invitados y disfrutar de un festín de sabor en cada bocado. ¡Anímate a prepararlas y descubre tu nueva receta favorita!