Esta receta combina la jugosidad de las albóndigas con la textura tierna de las alcachofas y la suavidad de las patatas, creando un plato completo, reconfortante y lleno de sabor. Perfecta para una comida familiar o para sorprender a tus invitados con un plato tradicional con un toque especial.
En un bol grande, combina la carne picada, el huevo, el pan rallado, el ajo picado, el perejil picado, la sal y la pimienta. Mezcla bien con las manos hasta obtener una masa homogénea. Si la masa está demasiado pegajosa, añade un poco más de pan rallado. Si está demasiado seca, añade un poco de leche.
Forma pequeñas albóndigas del tamaño de una nuez. Pasa cada albóndiga por harina, asegurándote de cubrirlas completamente. Este paso no solo ayuda a que se doren mejor al freír, sino que también contribuye a espesar la salsa durante la cocción.
Calienta abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén grande a fuego medio-alto. Fríe las albóndigas en tandas, dorándolas por todos los lados. No es necesario cocinarlas por completo en este paso, ya que terminarán de cocinarse en el guiso. Retira las albóndigas de la sartén y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Limpia las alcachofas: retira las hojas exteriores más duras hasta llegar a las hojas más tiernas y claras. Corta la parte superior de la alcachofa y frota con limón para evitar que se oxiden. Pela el tallo y córtalo en trozos. Corta las alcachofas en cuartos y retira la pelusa del centro (el heno) con una cuchara. Sumerge inmediatamente las alcachofas en agua con limón para evitar que se oscurezcan.
Pela las patatas y córtalas en trozos medianos, de un tamaño similar al de las alcachofas. Esto asegurará que se cocinen uniformemente.
En la misma sartén donde freíste las albóndigas (retirando el exceso de aceite, si es necesario), sofríe la cebolla picada a fuego medio hasta que esté transparente. Agrega el pimiento verde picado (si lo usas) y cocina por unos minutos más.
Añade los tomates rallados y cocina a fuego lento durante unos 10 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que el tomate haya perdido su acidez y se haya espesado ligeramente. Este paso es crucial para desarrollar un sabor profundo en el guiso.
Incorpora las alcachofas y las patatas a la sartén. Remueve para que se impregnen con el sofrito.
Vierte el vino blanco (si lo usas) y deja que se evapore el alcohol durante un par de minutos. El vino blanco añade un toque de acidez y complejidad al plato.
Añade el caldo de carne o pollo hasta cubrir las verduras. Agrega la sal, la pimienta, la pizca de azafrán (si la usas) y las hojas de laurel (si las usas). El azafrán no solo aporta color, sino también un delicado aroma.
Cuando empiece a hervir, reduce el fuego a bajo, tapa la sartén y cocina a fuego lento durante unos 20-25 minutos, o hasta que las patatas y las alcachofas estén tiernas. Vigila el nivel de líquido y añade más caldo si es necesario para evitar que se seque.
Incorpora las albóndigas al guiso. Remueve suavemente para que se integren con las verduras y la salsa. Cocina a fuego lento durante unos 10 minutos más, para que las albóndigas se impregnen con los sabores del guiso y terminen de cocinarse por completo.
Prueba y rectifica de sal si es necesario. Recuerda que el caldo puede tener sal, así que prueba antes de añadir más.
Sirve las albóndigas con alcachofas y patatas calientes. Espolvorea con perejil fresco picado antes de servir para un toque de frescura y color.
Puedes acompañar este plato con pan crujiente para mojar en la deliciosa salsa.
Esta receta, aunque deliciosa, puede ser alta en calorías y grasas, especialmente si se utiliza carne picada con alto contenido de grasa. Para una versión más saludable, considera usar carne picada magra, reducir la cantidad de aceite utilizado para freír las albóndigas y aumentar la proporción de verduras en el guiso.
Las alcachofas son una excelente fuente de fibra, vitaminas y minerales, y tienen propiedades beneficiosas para la salud del hígado. Las patatas, por su parte, son una buena fuente de carbohidratos y potasio. El equilibrio de nutrientes en este plato lo convierte en una opción nutritiva, siempre y cuando se consuma con moderación.
Las albóndigas con alcachofas y patatas son un plato tradicional y delicioso que combina la jugosidad de la carne con la textura tierna de las verduras. Con esta receta, podrás preparar un plato reconfortante y lleno de sabor que seguro encantará a toda la familia. ¡Anímate a probarla y disfruta de una experiencia culinaria inolvidable!
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